¿Qué significa Proverbios 14:35?
La mayoría de los "proverbios", ya sean los de la Biblia o los que vienen de otras tradiciones, son explicaciones que provienen del sentido común de la sabiduría general de un pueblo. Incluso cuando nos puedan parecer algo obvios, están destinados a impartir una lección específica. Cuanto más obvia sea una afirmación, más probable es que la lección surja al preguntar el "por qué" es así. En las Escrituras, ese tipo de proverbios a menudo tienen la intención de inspirar una reflexión sobre la relación que tenemos con Dios. En este caso, es evidente que un siervo puede complacer o enojar a su rey; pero la idea general se encuentra en el hecho de examinar lo que eso significa para nosotros, en nuestras propias vidas.Una aplicación clara de este proverbio es que los siervos, o, en el mundo moderno, los empleados, deben tratar de ser honorables en todo lo que hacen. En lugar de engañar o avergonzar a sus superiores, deben tratar de ser diligentes y cosechar las recompensas que se esperan de ellos (Efesios 6:5–9). En términos de nuestro servicio a Dios, podemos decir lo mismo. Un tema común del libro de Proverbios es que ignorar pecaminosamente la voluntad de Dios es como si en realidad estuviéramos insultando a Dios (Proverbios 14:31) lo cual también provoca que suframos las consecuencias de nuestra propia desobediencia (Proverbios 14:32).
José le aconsejó sabiamente a Faraón, el rey de Egipto, que almacenara alimentos de una abundante cosecha de siete años que ayudaría a Egipto a sobrevivir los siguientes siete años de hambruna que estaban por venir. Debido a esto, Faraón favoreció a José y le ofreció la posibilidad de convertirse segundo al mando de la nación (Génesis 41). Siglos más tarde, en Persia, el rey honró a Mardoqueo por salvarle la vida, pero ejecutó a Amán cuando supo que Amán conspiraba para exterminar al pueblo de la reina Ester (Ester 6—7). Además, en Persia, Daniel sirvió fielmente al rey Darío, pero fue arrojado a un foso de leones cuando lo atraparon maliciosamente violando una ley impía que el mismo Darío había aprobado (Daniel 6:12–13, 16). Al final, Dios permitió que Daniel se librara de los leones; Darío honró a Daniel pero arrojó a sus acusadores al mismo foso de los leones (Daniel 6:23–24).