Verso

Proverbios 15:28

LBLA El corazón del justo medita cómo responder, mas la boca de los impíos habla lo malo.
NBLA El corazón del justo medita cómo responder, Pero la boca de los impíos habla lo malo.
NVI El corazón del justo medita sus respuestas, pero la boca del malvado rebosa de maldad.
RV1960 El corazón del justo piensa para responder; Mas la boca de los impíos derrama malas cosas.
JBS El corazón del justo piensa para responder; mas la boca de los impíos derrama malas cosas.

¿Qué significa Proverbios 15:28?

Este versículo se relaciona con el proverbio que aparece en el versículo dos, el cual hace una distinción entre una lengua sabia y una que "profiere tonterías" (Proverbios 15:2). También refleja el principio que aparece en el versículo 18, el cual nos recomienda que controlemos nuestra ira (Proverbios 15:18). La justicia, la sabiduría, la humildad y el dominio propio están íntimamente relacionados en el libro de Proverbios (Proverbios 10:19; 11:2). Una persona justa no dice lo primero que le viene a la mente. En cambio, considera cuidadosamente qué decir, para al final decir lo que es correcto y honrar al Señor (Proverbios 15:23).

A diferencia de las personas justas, quienes reflexionan sobre lo que van a decir antes de decirlo, la persona malvada habla sin pensar. El término "impío" no se refiere solo a la inmoralidad, sino que se refiere al desastre y a la desgracia. Cuando hablamos sin pensar, podemos hacerles mucho daño a las personas. Tal y como ocurre con una fuente de agua contaminada, las personas que hablan sin pensar contaminan su entorno.

Tomarse el tiempo para pensar bien lo que vamos a decir concuerda con lo que Santiago nos dice en Santiago 1:19: "por eso, amados hermanos míos, todos ustedes deben estar dispuestos a oír, pero ser lentos para hablar y para enojarse". Las cosas no son tan simples como nos lo pueden parecer en un principio (Proverbios 18:17). Por lo tanto, es importante recopilar la mayor cantidad de información posible antes de decir nada (Proverbios 15:22), y esto no se refiere al momento en el que se nos haga una pregunta, sino también al tiempo que le dedicamos a pensar en una respuesta: "al contrario, honren en su corazón a Cristo, como Señor, y manténganse siempre listos para defenderse, con mansedumbre y respeto, ante aquellos que les pidan explicarles la esperanza que hay en ustedes" (1 Pedro 3:15).
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