Verso

Proverbios 15:4

LBLA La lengua apacible es árbol de vida, mas la perversidad en ella quebranta el espíritu.
NBLA La lengua apacible es árbol de vida, Pero la perversidad en ella quebranta el espíritu.
NVI La lengua que brinda alivio es árbol de vida; la lengua insidiosa deprime el espíritu.
RV1960 La lengua apacible es árbol de vida; Mas la perversidad de ella es quebrantamiento de espíritu.
JBS La sana lengua es árbol de vida; mas la perversidad en ella es una brecha en el espíritu.

¿Qué significa Proverbios 15:4?

Las palabras pueden desanimar o animar a los demás. Salomón usa aquí una raíz hebrea que también puede significar "curar", "sanar" o "tranquilizar". Salomón compara la lengua apacible con un árbol de la vida. Un árbol debidamente nutrido crece, y da sombra y alivio a todas las personas que buscan refugio bajo su amparo. A los árboles frutales se les puede considerar como árboles de vida porque le ofrecen sustento a las personas que comen de los alimentos que producen. De manera similar, las palabras que proceden de una lengua apacible les ofrece sustento a las personas que las escuchan. Esta verdad se le puede aplicar tanto al crítico como al amigo, tanto al oponente como al aliado. Las palabras que surgen desde un corazón tranquilo, veraz y medido son infinitamente más productivas que las que vienen de un corazón lleno de odio, rencor o son "perversas". Este proverbio resuena fuertemente con los dos primeros versículos de este capítulo, ya que nos presenta dos diferentes de hablar (Proverbios 15:1–2).

Este proverbio usa la raíz hebrea de la palabra celeph, la cual también se usa en Proverbios 11:3. Esto se refiere literalmente a algo que se ha distorsionado, pero también puede referirse a algo insalubre o que está desordenado. De hecho, es especialmente importante evitar las cosas que "dañan el espíritu" cuando se trata de los niños (Efesios 6:4; Proverbios 18:14). Las palabras que elegimos compartir importan, y la forma en que respondemos a los demás reflejan nuestra propia sabiduría. Cuando decimos palabras inapropiadas estamos enviando el mensaje equivocado y podemos incluso deprimir a quienes las acaban escuchando.

Las epístolas del Nuevo Testamento animan a los creyentes a animarse los unos a los otros durante los momentos de desánimo. Pablo, terminando de describirnos el momento del rapto, nos dice: "por lo tanto, anímense unos a otros con estas palabras" (1 Tesalonicenses 4:18). En 1 Tesalonicenses 5:14, Pablo dice: "también les rogamos, hermanos, que les llamen la atención a los ociosos, que animen a los de poco ánimo, que apoyen a los débiles, y que sean pacientes con todos". En Efesios 4:29, Pablo dice: "no pronuncien ustedes ninguna palabra obscena, sino sólo aquellas que contribuyan a la necesaria edificación y que sean de bendición para los oyentes". El escritor de Hebreos también anima a los creyentes de esta manera: "tengámonos en cuenta unos a otros, a fin de estimularnos al amor y a las buenas obras. No dejemos de congregarnos, como es la costumbre de algunos, sino animémonos unos a otros; y con más razón ahora que vemos que aquel día se acerca" (Hebreos 10:24–25).
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