Verso

Proverbios 16:25

LBLA Hay camino que al hombre le parece derecho, pero al final es camino de muerte.
NBLA Hay camino que al hombre le parece derecho, Pero al final es camino de muerte.
NVI Hay caminos que al hombre le parecen rectos, pero que acaban por ser caminos de muerte.
RV1960 Hay camino que parece derecho al hombre, Pero su fin es camino de muerte.
JBS Hay camino que es derecho al parecer del hombre, mas su salida son caminos de muerte.

¿Qué significa Proverbios 16:25?

Este versículo repite exactamente la misma idea que se compartió en Proverbios 14:12. La repetición es una técnica común que se utiliza para enfatizar la importancia que tiene una declaración en particular. En este contexto, Salomón está hablando sobre los beneficios que vienen provocados por la sabiduría que se comunica con gracia y en el momento exacto (Proverbios 16:21–24). Esta idea también se armoniza bien con el siguiente proverbio, el cual nos habla sobre cómo los sentimientos y los deseos son una forma de motivación para las personas (Proverbios 16:26).

Las consecuencias que vienen de seguir el camino equivocado son una de las razones por las que es importante buscar la sabiduría y ofrecérsela a los demás. La arrogancia (Proverbios 16:5; 1 Corintios 10:12) impide que una persona pueda examinar sus pensamientos y provoca que las personas sufran mucho más de lo debido.

Muchas personas asumen erróneamente que están siguiendo el camino correcto en la vida, y eso suele ocurrir cuando confundimos la verdad con nuestras preferencias. Por sí solo, el razonamiento humano puede lograr algunas cosas buenas. Sin embargo, al final siempre acaba conduciéndonos hacia el desastre (Jeremías 17:9). Cuando nuestros deseos no concuerdan con la voluntad de Dios están condenados al fracaso (Proverbios 1:7; 3:5). Esta es la razón por la que las Escrituras enfatizan tanto la importancia de que nos autoexaminemos constantemente (2 Corintios 13:5) y que busquemos constantemente el consejo de personas piadosas y sabias (Proverbios 11:14; 15:5).

Una forma especialmente peligrosa que surge de este exceso de confianza es cuando una persona cree que lo que está haciendo es "suficientemente bueno" como para ganarse la salvación él o ella misma. Esas personas creen que lo que hacen les permitirá ganarse un lugar en el cielo, pero en realidad están equivocados. El cielo se alcanza gracias a lo que Jesús ha hecho, no gracias a lo que nadie pueda hacer (Tito 3:5). Al derramar Su sangre en la cruz, Jesús pagó la pena total por todos nuestros pecados. Por lo tanto, no hay absolutamente nadie que puede añadir o cambiar nada de lo que Jesús hizo por nosotros en la cruz. Cuando Jesús dijo desde la cruz: "consumado es" (Juan 19:30), dijo que Su obra de redención se había completado para siempre. La palabra griega que se traduce, "consumado es", aparecía en las facturas cuando se hacía el pago final, y notificaba que ya no era necesario hacer ningún pago más. Sin embargo, es parte de la naturaleza humana pensar que lo que hacemos podría ser tan o más importante que la obra redentora de Jesús. Por lo tanto, muchas personas farisaicas siguen el camino ancho que lleva hacia la destrucción (Mateo 7:13).
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