Verso

Proverbios 16:26

LBLA El apetito del trabajador para él trabaja, porque su boca lo impulsa.
NBLA El apetito del trabajador para él trabaja, Porque su boca lo impulsa.
NVI Al que trabaja, el hambre lo obliga a trabajar, pues su propio apetito lo estimula.
RV1960 El alma del que trabaja, trabaja para sí, Porque su boca le estimula.
JBS El alma del que trabaja, trabaja para sí; porque su boca le constriñe.

¿Qué significa Proverbios 16:26?

Muchos de los proverbios que aparecen en este libro hablan sobre los peligros de la pereza (Proverbios 10:4–5; 14:23). Cuando una persona no tiene necesidad de trabajar, puede llegar a desmotivarse. Este tipo de desmotivación a veces no trae consecuencias inmediatas. Sin embargo, la pereza puede llegar a causar muchos estragos (Proverbios 6:6–11). Según este versículo, el "hambre" literal o figurada, puede convertirse en una ventaja para la persona que la siente, porque puede inspirar a la persona a esforzarse más. La "boca", en este caso, es la parte del cuerpo que quiere recibir esa comida, y ayuda a estimular a una persona para que siga trabajando incluso cuando preferiría no hacerlo.

Las Escrituras nos ayudan a tener una buena ética de trabajo. Incluso en el jardín de Edén (Génesis 1:31), el Señor quiso que Adán trabajara. Génesis 2:15 nos informa: "Dios el Señor tomó al hombre y lo puso en el huerto de Edén, para que lo cultivara y lo cuidara". Sin embargo, el trabajo pasó de ser una alegría a una necesidad después de que Adán y Eva pecaran. El Señor le dijo a Adán: "puesto que accediste a lo que te dijo tu mujer, y comiste del árbol de que te ordené que no comieras, maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida" (Génesis 3:17–19).

La Biblia equilibra los mandamientos que nos piden que ayudemos a los pobres y a los más necesitados con advertencias que tratan de enfatizar la importancia de que no permitamos que la gente perezosa viva de esa manera. Hay quienes trabajarían si pudieran; los hermanos y las hermanas creyentes sí deben tratar de ayudar a esas personas (1 Juan 3:17), sobre todo a los miembros de la familia (1 Timoteo 5:8). Sin embargo, a las personas que pueden trabajar, pero no quieren trabajar, no se les debe ayudar, tal y como lo dijo el apóstol Pablo en 2 Tesalonicenses 3:6: "hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo les ordenamos que se aparten de todo hermano que viva desordenadamente y no siga las enseñanzas que ustedes recibieron de nosotros". El mismo pasaje dice: "si alguno no quiere trabajar, que tampoco coma" (2 Tesalonicenses 3:10).
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