¿Qué significa Proverbios capitulo 16?
Este capítulo de Proverbios continúa compartiendo declaraciones de sabiduría de Salomón, algo que ya comenzó en el capítulo 10.Este segmento comienza con una discusión acerca de los planes de las personas. La naturaleza humana puede llevarnos a ser arrogantes e ignorantes. Cuando no buscamos cumplir la voluntad de Dios y no examinamos nuestras propias motivaciones, podemos acabar sufriendo mucho. A pesar de lo que una persona piense sobre sí misma, el Señor es el que ve el corazón, analiza el espíritu y determina lo que sucederá. El Señor es soberano; Él tiene un propósito para todo lo que creó. Dios detesta la arrogancia, el orgullo espiritual que hace que una persona rechace a Dios, pero se complace cuando uno se aparta del mal. La sabiduría de Dios es mejor que cualquier riqueza material que el mundo nos pueda ofrecer (Proverbios 16:1–9).
Salomón luego nos ofrece varias perspectivas acerca de los reyes y los gobernantes y señala el hecho de que los que tienen autoridad tienen un gran poder, por lo que es de sentido común evitar enfadarlos siempre que sea posible. Algunas de estas declaraciones son expresiones generales sobre la forma en que debe actuar un rey bondadoso (Proverbios 16:10–15).
A continuación, hay una serie de proverbios relacionados con el valor de la sabiduría, la importancia de saber controlar lo que decimos y la auto-rreflexión. La arrogancia conduce al desastre ya que impide que una persona siga la voluntad de Dios o reconozca sus propios errores. Saber lo que es verdad es algo muy valioso, pero saber comunicarla bien a través de la piedad y la bondad es igual o más importante. Por otro lado, hablar con odio o despecho puede causarles un daño increíble a los demás (Proverbios 16:16–26).
La sección final de este capítulo hace un contraste entre la actitud de los malvados y los justos. Salomón nos ofrece una serie de advertencias adi-cionales sobre el dominio propio y la importancia que tiene el hecho de controlar nuestro temperamento. A través de todas las cosas, incluso de aquellas que pensamos que ocurren "aleatoriamente", Dios siempre tiene el control de todo lo que pasando (Proverbios 16:27–33).