¿Qué significa Proverbios 18:12?
En Proverbios 16:18, ya se nos advirtió sobre el tipo de orgullo que es arrogante y está demasiado seguro de sí mismo, el cual acaba siendo aplastado por la realidad más tarde o más temprano. Proverbios 11:2 también nos comunicó un mensaje similar. Aquí se completa un trío de versículos (Proverbios 18:10–11) que le ayuda al lector a saber exactamente qué tipo de cosas son una prioridad y las que no. Dios es nuestra única fuente infalible de fuerza en la que nos podemos sentir seguros todo el tiempo. El dinero y la vanidad personal no pueden ofrecernos ese nivel de seguridad y confianza.La arrogancia nos dirige hacia el fracaso, pero con la humildad sí que podemos llegar mucho más lejos. La vida es muy incierta, por lo que ningún esfuerzo que hagamos tiene garantizado el hecho de que todo saldrá bien (Santiago 4:13–16). Sin embargo, las personas que buscan humildemente seguir la voluntad de Dios (Proverbios 1:7; 3:35) y escuchar el consejo de los demás (Proverbios 11:14; 18:13, 15, 17) tienen más posibilidades de finalmente lograr sus objetivos.
El apóstol Pedro experimentó exactamente lo que Salomón está diciendo en este versículo. Pedro le hizo una promesa descarada y orgullosa al Señor: que nunca lo abandonaría, aunque otros lo hicieran (Juan 13:36–38). Su orgullo lo acabó traicionando. De hecho, cuando arrestaron a Jesús (Mateo 26:56) Pedro le dijo que no conocía a Jesús a una criada y a otras personas en el patio del sumo sacerdote (Juan 18:15–18, 25–27). Después de que Jesús hablara con Pedro después de Su resurrección, Pedro dejó de lado el orgullo personal que tenía (Juan 21:15–19). Sin embargo, incluso cuando se convirtió en apóstol, Pedro también siguió teniendo algunos problemas con su reputación y su orgullo (Gálatas 2:11–14).
Pablo le aconsejó a Timoteo que no dejara que hombres que se hubieran recién convertido al cristianismo se encargaran de puestos de autoridad espiritual, ya que el poder sin control (Hebreos 5:14) puede provocar que una persona "se envanezca y caiga en la condenación del diablo" (1 Timoteo 3:6). Al contrario, el Señor honra a las personas humildes. Santiago 4:10 dice: "¡humíllense ante el Señor, y él los exaltará!". El mundo nos dice que hagamos lo posible por ponernos por delante de los demás. Las Escrituras les ordenan a los creyentes que se ponga humildemente a disposición del Señor en el servicio de los demás (Filipenses 2:3).