Verso

Proverbios 20:21

LBLA La herencia adquirida de prisa al principio, no será bendecida al final.
NBLA La herencia adquirida de prisa al principio, No será bendecida al final.
NVI La herencia de fácil comienzo no tendrá un final feliz.
RV1960 Los bienes que se adquieren de prisa al principio, No serán al final bendecidos.
JBS La herencia adquirida de prisa al principio, su postrimería no será bendita.

¿Qué significa Proverbios 20:21?

En Proverbios 10:1, Salomón nos habló de la humillación de los niños que abusan de sus padres (Proverbios 19:26). Salomón también nos habló sobre los peligros de pensar en "hacerse rico rápidamente" (Proverbios 13:11). Cuando la piedad se deja de lado en busca de la riqueza, es probable que esa riqueza no nos dure mucho tiempo. Incluso cuando nos hacemos ricos de una manera honrada, volverse rico repentinamente siempre tiene un riesgo. De hecho, hay muchas personas que ganan la lotería y al final caen en bancarrota. La madurez espiritual nos ayuda a ser honestos y cuidadosos con lo que tenemos, pero las personas que simplemente buscan el dinero por el dinero son muy insensatas.

Un ejemplo clásico del Nuevo Testamento es el del hijo pródigo, el cual aparece como parte de una parábola de Jesús. Ese muchacho le exigió a su padre que le diera su parte de la herencia antes de tiempo y se fue de casa. Luego lo desperdició todo y comenzó a vivir una vida de caprichos. Al final, todo eso lo llevó hacia la pobreza, se quedó sin amigos y acabó dándole de comer a los cerdos, algo muy humillante para un hombre judío de esa época. De hecho, estaba tan desesperado que incluso quiso comerse la bazofia que se las daba a los cerdos, pero ni eso (Lucas 15:11–16). Al final, recuperó el sentido y se le perdonó, pero no sin haber sufrido mucho antes (Lucas 15:17–24).

Jacob también nos muestra los peligros de hacernos ricos a costa de los demás. Jacó engañó a su hermano Esaú para acabar recibiendo la bendición que por derecho le pertenecía a su hermano mayor. Jacob se disfrazó para que su padre Isaac, quien ya no veía bien, pensara que estaba bendiciendo a Esaú (Génesis 27:34–35). Como consecuencia, Jacob se vio obligado a huir para evitar que su hermano lo matara (Génesis 27:41–43). Más tarde, cuando Jacob estaba trabajando para su tío Labán, las tornas se volvieron en su contra, y Labán lo engañó en numerosas ocasiones (Génesis 29:21–30; 30:33–35; 31:41–42). ¡Las personas que aman el dinero acaban sufriendo muchísimo!
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