Verso

Proverbios 21:27

LBLA El sacrificio de los impíos es abominación, cuánto más trayéndolo con mala intención.
NBLA El sacrificio de los impíos es abominación, Cuánto más trayéndolo con mala intención.
NVI El sacrificio de los malvados es detestable, y más aun cuando se ofrece con mala intención.
RV1960 El sacrificio de los impíos es abominación; ¡Cuánto más ofreciéndolo con maldad!
JBS El sacrificio de los impíos es abominación; ¡cuánto más ofreciéndolo con maldad!

¿Qué significa Proverbios 21:27?

Las Escrituras a menudo nos recuerdan que Dios no solo juzga lo que hacemos, sino que también se fija en las actitudes, pensamientos y motivaciones que causan nuestras acciones, todo lo cual es igual de importantes para el Señor que las acciones mismas (Mateo 5:21–22, 27–28). Anteriormente en el libro de Proverbios, Salomón dijo que Dios desprecia los sacrificios de los malvados, pero acepta las oraciones de los justos (Proverbios 15:8). Aquí, la Biblia dice que cuando los "malvados" tratan de ofrecerle ofrendas o sacrificios, Dios siente asco. La raíz hebrea de la palabra "repugnante" es tow'ebah, que literalmente se refiere a algo que es asqueroso o repugnante.

De hecho, lo que no le gusta a Dios no es el sacrificio en sí mismo, sino las intenciones de la persona que lo está ofreciendo. No está bien ofrecerle un sacrificio a Dios mientras estamos desafiándolo de alguna manera, pero lo que es aún peor ofrecerle un sacrifico a Dios por pecados por los que en realidad no estamos arrepentidos. En otras palabras, Dios siente rechazo por las personas que no sienten ningún tipo de remordimiento por el pecado y piensan que simplemente pueden comprar el perdón de Dios. Lo mismo ocurre cuando alguien trata de ganarse el favor de Dios haciendo algo malo.

El Señor instituyó el sistema de sacrificios del Antiguo Testamento, pero este sistema estaba destinado a ser utilizado por creyentes cuyo corazón estaba listo para honrarlo y glorificarlo. Los sacrificios eran una evidencia externa y tangible del tipo de fe que había dentro de cada persona. Esos sacrificios nunca tuvieron la intención de sustituir el arrepentimiento que viene de nuestro corazón. Debido a que el sistema de sacrificios dejó de existir una vez Cristo se ofreció a sí mismo como el sacrificio perfecto (Hebreos 10:13–14), en la actualidad los creyentes pueden ofrecerle sus cuerpos a Dios como si fuera un sacrificio vivo (Romanos 12:1–2).

Por lo tanto, cuando le damos dinero a Dios de buena gana también lo estamos adorando (2 Corintios 9:6–8). Sin embargo, es detestable, un pecado en sí mismo, darle dinero a Dios con la esperanza de apaciguarlo o de que nos ayude a poner en práctica cualquier tipo de maldad que tengamos en el corazón.
Expand
Expand
Expand
¿Qué es el evangelio?
Download the app:
BibleRef.com is a ministry of