¿Qué significa Proverbios 22:14?

En el mundo antiguo se utilizaban los fosos como trampas: agujeros tapados que se usaban para capturar o herir a las presas. Anteriormente en el libro de Proverbios, se usó la imagen de "la mujer ajena" para personificar a la tentación (Proverbios 2:16; 7:4–10). El pecado nos puede parecer atractivo al principio, pero como no viene de Dios, al final siempre nos acaba haciendo daño. De hecho, el resultado de seguir la tentación es la muerte y la ruina (Proverbios 8:34–36). Dar pie a los impulsos pecaminosos es tan peligroso como caminar sin saberlo en una trampa de la que será muy difícil escaparnos.

Dios siente aberración por el adulterio espiritual. Después de cometer adulterio físico con Betsabé, el rey David comenzó a sufrir las desastrosas consecuencias de su pecado. Comenzó a sufrir angustia mental, espiritual y física. Hasta el momento en que decidió confesar su pecado y recibió el perdón, sus huesos se envejecieron, y andaba quejándose todo el día. Sintió que la mano de Dios era pesada sobre él y se le empezaron a acabar las fuerzas (Salmo 32:3–4). Además, el gozo de la salvación lo había dejado (Salmo 51:12). Incluso después de recibir el perdón de Dios, David experimentó todas las consecuencias naturales y negativas del acto de adulterio que él mismo había cometido. Además, perdió el bebé que les nació a él y a Betsabé, y su hijo Absalón se rebeló contra él y trató de apoderarse del trono. El adulterio es un veneno que tiene buen color, pero al final acaba matándonos.