¿Qué significa Proverbios 22:2?

Tanto en el mundo antiguo como en la actualidad, la gente suele juzgar el valor de los demás a raíz de sus riquezas, de las cosas que tienen (Proverbios 14:20). Sin embargo, Dios no valora así a las personas. Todas las personas son creadas a la imagen de Dios (Génesis 1:27). La salvación está disponible para todas las personas de la misma manera (Juan 3:16–18; Gálatas 3:28; Proverbios 14:31). Una persona puede ser pobre o rica y aprobada, pero eso no le importa a Dios, lo que le importan es la fe que tiene en Él (Hebreos 11:6). Por otro lado, tanto los pobres como los ricos pueden desobedecer los mandamientos de Dios. Dios no determina el valor de una persona por su cuenta bancaria, ni usa tales cosas para decidir cuanto la ama, ya que el destino universal de todas las personas del mundo es enfrentarse al juicio de Dios durante el juicio final (Hebreos 9:27; Proverbios 11:4).

Juan 3:16 dice: "´porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna". El dinero no nos ayuda nada cuando se trata de agradar a Dios, sino que es la gracia redentora de Jesús la que enriquece a todos los creyentes cuando se convierten en hijos de Dios. 2 Corintios 8:9 dice: "porque conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que siendo rico, por amor a vosotros se hizo pobre, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos". Jesús murió en la cruz por todo el mundo, y fue así como Dios le demostró a todo el mundo que nos ama. 1 Juan 2:2 dice que Jesús "…es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo". Al Señor no le importa si una persona es rica o pobre, y así nos promete que: "todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no lo echo fuera" (Juan 6:37).