Verso

Proverbios 22:4

LBLA La recompensa de la humildad y el temor del SEÑOR son la riqueza, el honor y la vida.
NBLA La recompensa de la humildad y el temor del SEÑOR Son la riqueza, el honor y la vida.
NVI Recompensa de la humildad y del temor del SEÑOR son las riquezas, la honra y la vida.
RV1960 Riquezas, honra y vida Son la remuneración de la humildad y del temor de Jehová.
JBS Riquezas, y honra, y vida, son la remuneración de la humildad y del temor del SEÑOR.

¿Qué significa Proverbios 22:4?

El libro de Proverbios está lleno de breves declaraciones generales que proceden de la sabiduría y el sentido común. Sin embargo, eso no quiere decir que las cosas siempre ocurren de esta manera. Cuando un médico dice "coma alimentos saludables y vivirá más tiempo", el paciente sabe que eso no provocará que deje de tener accidentes o enfermedades. Los proverbios expresan ideas que se aplican en la mayoría de los casos, pero siempre hay excepciones. Los comentarios de Salomón (Proverbios 10:1) nos hablan sobre los beneficios que vienen a raíz de la sabiduría divina (Proverbios 1:7; 3:1–5), pero ese tipo de declaraciones no se oponen a las enseñanzas que aparecen en otros proverbios (Proverbios 11:18; 15:16) o los salmos (Salmo 49:5–6). Las personas que caminan con la verdad por delante se exponen muchísimo menos al pecado y las consecuencias negativas del pecado que las personas que no lo hacen (Proverbios 8:35–36; 13:20).

"Temer" a Dios significa reconocer respetuosamente lo impresionante que Dios es y después actuar en consecuencia. El "temor del Señor" va más allá del respeto hacia la reverencia. Sin embargo, el temor del Señor no se refiere a sentir terror en Su presencia. La verdadera reverencia expulsa el orgullo y llena el corazón de humildad. Cuando Isaías vislumbró al Señor en Su gloria celestial, exclamó: "¡ay de mí! ¡Soy hombre muerto! ¡Mis ojos han visto al Rey, el Señor de los ejércitos, aun cuando soy un hombre de labios impuros y habito en medio de un pueblo de labios también impuros!" (Isaías 6:5). Cuando Pedro vio a Jesús realizar el milagro de los peces dijo: "Señor, ¡apártate de mí, porque soy un pecador!" (Lucas 5:8). "Temer al Señor" es creerle y someterse a Su control (Proverbios 1:7). A su vez, el Señor recompensa esta fe con riquezas espirituales, el honor de ser miembro de la familia de Dios y la vida eterna.
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