¿Qué significa Proverbios 23:15?
Este es el duodécimo de treinta dichos sabios que Salomón ha recopilado para nosotros en esta sección (Proverbios 22:17–21). Aquí, Salomón le habla a su "hijo", posiblemente refiriéndose a un estudiante. Los maestros y los padres sienten un orgullo legítimo y piadoso cuando sus alumnos e hijos ponen en práctica lo que se les enseña. Esta declaración viene inmediatamente después de uno de los muchos versículos que podemos encontrar en este libro acerca de la disciplina con la que debemos criar a nuestros hijos (Proverbios 23:13–14). Una disciplina adecuada y amorosa que ayude a dirigir al niño hacia la sabiduría divina (Proverbios 1:1–7; 3:1–5).En la mayoría de los idiomas modernos, muchas de las referencias que se hacen acerca del "corazón" implican los sentimientos también. Eso también es cierto en las Escrituras, aunque en el mundo antiguo se pensaba que el corazón era donde residían tanto el intelecto como las emociones. En este versículo se habla de estas dos partes: una persona que tiene un "corazón sabio" tiene pensamientos y actitudes reflejan la voluntad de Dios (Romanos 12:1–2). Un padre que ve a sus hijos vivir con sensatez y piedad está feliz.
Los creyentes que son sabios tienen la mente de Cristo (1 Corintios 2:14–16). Además, detestan el pecado y aman la justicia (Hebreos 1:9; Romanos 6:11); no se regocijan en la iniquidad sino en la verdad (1 Corintios 13:6) y aman a Dios y la Palabra de Dios (Colosenses 3:16; 2 Timoteo 3:16–17; 1 Juan 4:13–21). Un hijo sabio hace que sus padres se regocijen con él. El apóstol Juan le escribe a "la señora elegida y a sus hijos" (2 Juan 1:1) y dice: "gran regocijo me ha causado el hallar a algunos de tus hijos andando en la verdad y conforme al mandamiento que recibimos del Padre" (2 Juan 1:4). Un padre y una madre experimentan un gozo extraordinario cuando ven a su hijo o hija viviendo una vida justa siendo embajadores de Jesucristo. Al contrario, es verdaderamente desgarrador ver cómo tus hijos acaban eligiendo el pecado y la maldad (Proverbios 17:25; 19:26; 28:7).