¿Qué significa Proverbios 23:27?

En el versículo anterior, se animó al lector a siempre observar la justicia de Dios. De alguna manera se podría decir que este versículo está usando esa misma metáfora. El pecado sexual a menudo comienza con los ojos (Mateo 5:28). De hecho, no tener cuidado de dónde miramos es tan peligroso como no tener cuidado a la hora de mirar dónde pisamos. El pecado es como una trampa (Proverbios 5:22; 7:22–23; 22:14; 28:10). En la actualidad, ocurre lo mismo: las cosas que parecen no causar ningún tipo de peligro al final acaban causando un mundo de horrores en las personas más descuidadas.

La redacción hebrea de este versículo habla sobre la tentación sexual como un todo, pero más concretamente se nombra el caso de la "fornicación" y el "adulterio". La "ramera" se refiere a las personas que tientan a los demás por el solo hecho de hacerlo, como si fuera un juego. La “mujer ajena” representa a las personas que traicionan a los demás en su pecado. Ya sea que la persona que tienta esté casada o no lo esté, esas personas están invitando a los demás a formar parte de su propia destrucción. De manera similar, la frase literal aquí nos habla sobre las mujeres que tientan a los hombres, pero ese mismo principio se le puede aplicar a cualquier persona independientemente de su género. El pecado sexual transgrede la visión que Dios tuvo para las relaciones sexuales desde el principio de los tiempos, y además trae consecuencias muy graves para las personas que lo ponen en práctica (Proverbios 6:27–35).