¿Qué significa Proverbios 23:28?
Aquí se concluye una de las muchas advertencias que se nos dan en el libro de Proverbios acerca del pecado sexual (Proverbios 23:26–27). En numerosas ocasiones, Salomón nos habla sobre los peligros y las consecuencias que vienen como consecuencia de la lujuria (Proverbios 5:22; 6:27–35; 28:10). Si bien la frase implica una mujer que tienta a un hombre, este principio se les aplica a todas las personas por igual. La tentación sexual es como una trampa. La persona que tienta está tendiéndole una emboscada a los demás.De hecho, las tentaciones sexuales no solo provienen de personas que actúan de esa manera y de una manera deliberada. Algunas personas, sin embargo, sí que lo hacen de esa manera, lo cual es una buena razón para tener cuidado, pero las Escrituras tienen en mente una idea mucho más amplia aquí. El énfasis se encuentra en lo repentino y el profundo peligro que nos presentan este tipo de tentaciones. La tentación sexual es difícil de superar, y es muy peligrosa cuando esta afecta a las personas que no están preparadas para enfrentarse a ella. Por tanto, es importante ser consciente de nuestros alrededores y de nuestra tendencia natural a seguir pecando para poder evitar la inmoralidad sexual a toda costa (Proverbios 4:23).
Una de las parábolas más famosas de Jesús fue la de un hombre que viajaba de Jerusalén a Jericó cuando unos ladrones se abalanzaron sobre él, lo despojaron de sus ropas, le dieron una paliza y lo dejaron que se muriera en el camino (Lucas 10:30). La tentación sexual, metafóricamente, es como un ladrón que atrapa a las personas más desprevenidas, y sus heridas solo pueden ser sanadas por la gracia de Dios.
La frase “y hace que el pecado aumente entre los hombres” es una figura retórica hebrea que no es fácil de traducir. En un sentido espiritual, las personas que son sexualmente inmorales arrastran a otras personas a que pequen como ellos lo están haciendo, y hacen que esas personas se rebelen en contra de la bondad de Dios. Esa frase también podría estar implicando la frecuencia con la que ocurre el pecado sexual, lo cual implica que la lujuria es la razón por la que muchas personas acaban pecando.