¿Qué significa Proverbios 23:3?
Esta es la última parte de algo sobre lo que Salomón ha estado hablando a través de una serie de versículos (Proverbios 22:17–21). Cuando un anfitrión nos invita a cenar, Salomón dice que el autocontrol es crucial. En la primera parte de esta enseñanza, Salomón dijo que no pareciéramos codiciosos frente al anfitrión (Proverbios 23:1–2). Haciendo uso de una hipérbole, dijo que no deberíamos ser descuidados y aprovecharnos indebidamente de la hospitalidad de las personas.En este versículo se nos da otra razón para andar con cautela en una situación así, ya que es posible que un anfitrión use su generosidad para engañarnos, sobornarnos o convencernos de algo. Salomón le advierte a su estudiante que no se deje engañar por los lujos que se le ofrecen. En cambio, uno debe estar agradecido por la hospitalidad, pero con modales.
Al igual que el anfitrión de la cena de este proverbio, el Diablo a menudo tienta a sus víctimas con cosas que, a primera vista, parecen ser muy buenas. Cuando una víctima muerde el anzuelo, el Diablo hace saltar la trampa y esclaviza con el pecado a esas personas (Santiago 1:14–15; 1 Pedro 5:8). Por ejemplo, el Diablo tentó a Eva cuestionando lo que Dios había dicho sobre el árbol del conocimiento del bien y del mal (Génesis 3:1–2), le dijo a Eva que ella no se moriría si ella comía de ese árbol (Génesis 3: 4) y le dijo que si comía de ese fruto se parecería a Dios (Génesis 3:5). Cuando Eva vio que el fruto era comestible, hermoso y podía otorgarle conocimiento, decidió comer y también se lo ofreció a Adán (Génesis 3:6). Entonces, cayeron en la trampa y la muerte formó parte de la creación (Génesis 3:19).