¿Qué significa Proverbios 23:33?
Este versículo continúa hablándonos sobre los peligros del alcohol. Algunos de los versículos anteriores nos señalaron los problemas que vienen provocados por el hecho de beber en exceso (Proverbios 23:29–32). También nos hablaron de la idea de que el alcohol tiende a ser mucho más atractivo al principio, pero al final siempre nos ataca como una serpiente venenosa, la cual puede incluso llegar a matarnos. El alcohol ha causado muchos accidentes, errores, peleas u otros eventos que han cambiado y siguen cambiado la vida de las personas para siempre.Una de las consecuencias del alcohol que se mencionan aquí son las alucinaciones. Las personas que son adictos al alcohol pueden experimentar cambios drásticos en su manera de percibir las cosas. Las personas que se emborrachan se confunden, pierden el control de la situación y de sí mismos y al final acaban tomando malas decisiones (Proverbios 23:34), decisiones que jamás tomarían si estuvieran sobrias. Lamentablemente, muchas de las personas que eligen beber intentan culpar al alcohol de sus errores, aunque, en realidad, fueron ellas y ellos mismos los que eligieron beber en primer lugar. El ejemplo de Lot es uno de los más horribles. Lot era un hombre justo que detestaba la conducta sensual de los impíos (2 Pedro 2:7). Sin embargo, cuando sus hijas conspiraron para emborracharlo, al final acabó cometiendo incesto (Génesis 19:30–38).
El apóstol Pablo condena fuertemente la embriaguez en Romanos 13:13, diciendo: "vivamos con honestidad, como a la luz del día, y no andemos en glotonerías ni en borracheras, ni en lujurias y lascivias, ni en contiendas y envidias". En 1 Corintios 5:11, Pablo les dijo a los creyentes: “no se junten con los que se dicen hermanos pero son libertinos, avaros, idólatras, insolentes, borrachos y ladrones. Con esa gente, ni siquiera coman juntos”. Las palabras de Pablo enfatizan de nuevo los peligros que vienen a causa de las personas que se emborrachan. Si bien el alcohol, en sí mismo, no está universalmente prohibido, las Escrituras sí que les ordenan a los creyentes que no se emborrachen nunca (Efesios 5:18).