Verso

Proverbios 25:15

LBLA Con la mucha paciencia se persuade al príncipe, y la lengua suave quebranta los huesos.
NBLA Con la mucha paciencia se persuade al príncipe, Y la lengua suave quebranta los huesos.
NVI Con paciencia se convence al gobernante. ¡La lengua amable quebranta hasta los huesos!
RV1960 Con larga paciencia se aplaca el príncipe, Y la lengua blanda quebranta los huesos.
JBS Con larga paciencia se aplaca el príncipe; y la lengua blanda quebranta los huesos.

¿Qué significa Proverbios 25:15?

Salomón (Proverbios 25:1) elogia aquí a las personas que exhiben mucha paciencia y hablan con dulzura cuando tratan de convencer a las personas que tienen algún tipo de autoridad sobre ellos y ellas. Los términos hebreos que se usan aquí también pueden aplicárseles a los jueces o los jefes. Las personas que hablan con dureza e impaciencia suelen hacer que los demás no estén abiertos a escucharlos (Proverbios 15:1). Esto es especialmente cierto en el caso de los empleadores y los funcionarios del gobierno (Proverbios 14:35; 20:2), quienes normalmente reaccionan bastante mal ante las personas que los critican maleducadamente. Por lo tanto, es mucho más sabio ser paciente y esperarse al momento adecuado para decir lo que se necesita oír en el momento (Proverbios 15:23). La frase hebrea que se traduce con el término "paciencia" es ō'rek ap'payim, que literalmente significa "duración de la ira" e implica el hecho de retrasar nuestra frustración antes de reaccionar ante una situación. En lugar de precipitarnos a la hora de enfrentarnos a los demás, debemos ser pacientes cuando queramos convencer a las personas que tienen autoridad sobre lo que pensamos acerca de un tema en particular.

La frase "la lengua afable quiebra los huesos más duros" se refiere al hecho de que las cosas que se comunican con dulzura normalmente llegan mucho más lejos que otras formas de comunicación. Cuando sabemos elegir bien lo que decimos y cuándo lo decimos podemos incluso persuadir a un gobernante para que acabe haciendo algo difícil. Un ejemplo de esto se puede ver en la conversación que Abigail tuvo con David. David le pidió a su esposo algo de comida, pero Nabal lo rechazó, y David quiso vengarse. Sin embargo, Abigail se acercó a David y lo convenció de que no lo hiciera (1 Samuel 25). David respondió: "y bendigo a Dios por ti y por tu razonamiento, porque gracias a ellos me has impedido derramar sangre inocente y vengarme por mi propia mano" (1 Samuel 25:33).
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