Verso

Proverbios 27:10

LBLA No abandones a tu amigo ni al amigo de tu padre, ni vayas a la casa de tu hermano el día de tu infortunio. Mejor es un vecino cerca que un hermano lejos.
NBLA No abandones a tu amigo ni al amigo de tu padre, Ni vayas a la casa de tu hermano el día de tu infortunio. Mejor es un vecino cerca que un hermano lejos.
NVI No abandones a tu amigo ni al amigo de tu padre. No vayas a la casa de tu hermano cuando tengas un problema. Más vale vecino cercano que hermano distante.
RV1960 No dejes a tu amigo, ni al amigo de tu padre; Ni vayas a la casa de tu hermano en el día de tu aflicción. Mejor es el vecino cerca que el hermano lejos.
JBS No dejes a tu amigo, ni al amigo de tu padre; ni entres en casa de tu hermano el día de tu aflicción. Mejor es el vecino cerca que el hermano lejano.

¿Qué significa Proverbios 27:10?

La idea de Salomón aquí (Proverbios 25:1) no es que debamos ignorar a la familia, sino que debemos depender de los parientes consanguíneos simplemente porque sean nuestros parientes consanguíneos. Los amigos y los vecinos pueden ayudarnos de igual manera cuando lo estamos pasando mal. De hecho, a veces es posible que una amistad pueda llegar a ser más íntima que la relación que tenemos con los demás (Proverbios 17:17). Por tanto, en lugar de confiar en nuestros familiares, si están lejos de nosotros, primero debemos confiar en las personas que tenemos cerca.

La segunda mitad de este proverbio parece ser una expresión en sí misma, como si fuera un "proverbio dentro de otro proverbio". Las relaciones de sangre son importantes, pero el amor es, en última instancia, lo que decide si una relación es verdadera y genuina, no la sangre. Las Escrituras incluyen varios ejemplos y lecciones que enfatizan esta misma idea en varias ocasiones (Lucas 8:20–21; 1 Samuel 18:1).

Debemos amar a nuestro prójimo como nos amamos a nosotros mismos. Es cierto que estamos muy ocupados en nuestras vidas, y puede que no tengamos el tiempo suficiente como para cultivar amistades que estén enraizadas en el amor, pero sí es cierto que todos necesitamos ser buenos vecinos y tener un buen prójimo. Desafortunadamente, en las grandes ciudades uno ni conoce a las personas que viven a su lado. 2 Reyes 4:1–7 nos relata la historia de la situación desesperada por la que pasó la viuda de uno de los hijos de los profetas, ya que estaba profundamente endeudada y no tenía nada más que una vasija de aceite. Por orden de Eliseo, ella habló con sus vecinos para pedirle unas pocas de vasijas vacías. Eliseo echó aceite de su cántaro en esas vasijas y todas se llenaron de aceite, lo cual finalmente le ayudó a la mujer a pagar todas sus deudas. Aparentemente, la viuda tenía una buena relación con todos sus vecinos cercanos.
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