¿Qué significa Proverbios 27:17?

Un método común para afilar tanto el acero como el hierro es usar una pieza de metal similar. Cuando las dos se rozan la una contra la otra, se les da forma a ambas piezas y se eliminan las asperezas. De manera similar, cuando las personas interactúan entre ellas se ayudan para poder refinarse mutuamente. Hay otros proverbios que también nos señalan la importancia de escuchar los puntos de vista que tienen otras personas (Proverbios 11:14; 18:17; 27:9). Es importante darnos cuenta de que este versículo nos habla del conflicto de una manera constructiva: ¡las dos piezas no se afilan a menos que se rocen entre sí (Proverbios 27:6)! Si los cristianos no se hablan, se animan e incluso se retan de una manera constructiva entre ellos, e incluso pueden dejar de crecer espiritualmente.

Hay numerosos ejemplos bíblicos que nos hablan sobre la importancia que tiene todo lo que aprendemos a través de nuestras relaciones. Jesús quizás envió a Sus discípulos de dos en dos para que se ayudaran los unos a los otros a la hora de compartir y vivir el evangelio. Otra manera de refinarnos los unos a los otros es formar parte de relaciones mentor/alumno. El apóstol Pablo fue el mentor del joven Timoteo, y Pablo le dijo que Timoteo se convirtiera en el mentor de otras personas. Pablo dice en 2 Timoteo 2:2: "lo que has oído de mí ante muchos testigos, encárgaselo a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros". David y Jonatán son un buen ejemplo de dos hombres que, gracias a su amistad, se animaron y crecieron espiritualmente gracias a la ayuda mutua que recibían el uno del otro. La amistad puede ayudarnos a disfrutar de una fe más fuerte y un espíritu más optimista. Los amigos pueden animarse los unos a los otros, reírse juntos, simpatizar juntos y orar juntos.

Es de vital importancia elegir cuidadosamente con quién nos "rozamos". Los amigos nos pueden ayudar a superarnos personalmente y a crecer espiritualmente (Proverbios 12:5; 15:22; 17:17). Sin embargo, las personas impías solo se dedican a llevarnos hacia el pecado y el desastre (Proverbios 13:20; 22:24–25; 23:20).