¿Qué significa Proverbios 28:5?
Dios es la base suprema de la bondad y la justicia. Seguir a Dios (Proverbios 1:7; 8:33–36) es lo mismo que buscar el estándar más alto posible de tales virtudes. Cuando una cosa que no es Dios se convierte en una de nuestras máximas prioridades, la justicia acaba sufriendo. Lo mismo es cierto a la inversa: cuando el mal se vuelve una comodidad, cegamos nuestros ojos ante las verdades de Dios. Las culturas que se dedican a hacer el mal continuamente al final no saben distinguirlo del bien (Ezequiel 20:18–19), aunque lo que hacen sigue estando mal a ojos del Señor (Éxodo 20:5). Es posible que una persona malvada se dé cuenta de su propio pecado y se niegue a arrepentirse, y también es posible que una persona esté tan controlada por el pecado que ya ni siquiera lo reconozca (Romanos 1:28; 2 Corintios 4:4).El libro de Jueces nos describe un período de tiempo en el que la nación de Israel oscilaba entre la obediencia y la desobediencia, rechazaron la ley de Dios y la reemplazaron con su propia ley: la anarquía. Jueces 2:11–13 dice que el pueblo hizo lo malo a ojos del Señor, y comenzaron a seguir a dioses falsos y abandonaron al Señor. Jueces 21:25 dice: "en aquellos días no había rey en Israel, y cada quien hacía lo que le parecía mejor". Como resultado de la rebelión de Israel, Dios envió algunas naciones extranjeras para castigarlos hasta que se arrepintieron y se volvieron hacia Él otra vez. Sin embargo, el ciclo de decadencia moral, oposición, castigo y arrepentimiento ocurrió en numerosas ocasiones. El pecado nubla la mente de la justicia. Sin embargo, en cada generación siempre queda un remanente de creyentes que entiende lo que es la justicia y busca obedecer al Señor con todo su corazón (Romanos 11:5).