¿Qué significa Proverbios 29:20?
El libro de Proverbios generalmente describe a los "necios" como personas que ignoran las verdades de Dios y el sentido común (Proverbios 1:7; 3:1–5; 12:15). Este tipo de actitud hace que las personas acaben sufriendo mucho. Ya sea en la Tierra, o en la eternidad, o en ambos lugares, la persona que ignora el llamado de la sabiduría divina siempre acaba sufriendo (Proverbios 8:32–36; 10:27). Este proverbio señala que los necios pueden encontrar la sabiduría y cambiar su actitud antes de que les ocurra algo malo (Proverbios 8:5). Si esas personas están abiertas a recibir consejos, al menos tendrán una oportunidad de sobrevivir (Proverbios 26:12). Las personas que pueden controlar su temperamento o mediar sus palabras sufren más a menudo y de una manera más intensa. Santiago dice que " por eso, amados hermanos míos, todos ustedes deben estar dispuestos a oír, pero ser lentos para hablar y para enojarse" (Santiago 1:19).Hay varias lecciones en este pasaje que nos aseguran que las personas que saben controlar lo que dicen son personas sabias (Proverbios 29:9, 11). Las Escrituras también señalan la importancia de las personas que saben controlar su temperamento (Proverbios 14:17; 15:18; 21:23; Gálatas 5:22–23; Tito 1:7). Hablar sin pensar provoca dolor y problemas serios que después son muy difíciles de superar (Proverbios 18:6–7; 25:28).
Pedro a menudo hablaba impulsivamente sin pensar primero en lo que quería decir. Por ejemplo, Pedro reprendió a Jesús cuando el Señor predijo el momento en el que lo iban a traicionar y a matar. Pedro dijo: "¡Señor, ¡ten compasión de ti mismo! ¡Que esto jamás te suceda!" (Mateo 16:22). Jesús le respondió: "¡aléjate de mi vista, Satanás! ¡Me eres un tropiezo! ¡Tú no piensas en las cosas de Dios, sino en cuestiones humanas!" (Mateo 16:23). Más tarde, Jesús se dio cuenta de que todos Sus discípulos lo abandonarían cuando sus enemigos vinieran a arrestarlo (Mateo 26:31). Pedro dijo que él nunca haría tal cosa (Mateo 26:33). Sin embargo, esa misma noche, Pedro afirmó que ni siquiera conocía a Jesús en tres ocasiones distintas (Mateo 26:69–75).