Capítulo
Verso

Proverbios 3:11

LBLA Hijo mío, no rechaces la disciplina del SEÑOR ni aborrezcas su reprensión,
NBLA Hijo mío, no rechaces la disciplina del SEÑOR Ni aborrezcas Su reprensión,
NVI Hijo mío, no desprecies la disciplina del SEÑOR, ni te ofendas por sus reprensiones.
RV1960 No menosprecies, hijo mío, el castigo de Jehová, Ni te fatigues de su corrección;
JBS No deseches, hijo mío, el castigo del SEÑOR; ni te fatigues de su corrección;

¿Qué significa Proverbios 3:11?

Dios nos guía, nos quita obstáculos del camino y provee abundantemente para Su pueblo, pero también los disciplina para su bien y para Su gloria. Por lo tanto, Salomón les dice a sus estudiantes que no desprecien la disciplina del Señor ni se cansen de sus reprimendas. Despreciar la disciplina del Señor significa rechazarla o quitarle la importancia que tiene. Bíblicamente, este concepto es lo opuesto a "preferir" algo.

Cuando nos cansamos de la reprensión de Dios, al final acabamos aborreciéndola. La disciplina del Señor no es un castigo, sino que nos ayuda a sacar la mejor versión de nosotros mismos. Cuando se nos disciplina, aprendemos muchísimo, sobre todo a identificar las acciones que desagradan al Señor e impiden nuestro desarrollo espiritual. Cuando el Señor disciplinó a Jonás debido a su actitud rebelde, permitió que un gran pez se lo tragara. La ballena fue el mensajero que el Señor envió para salvar a Jonás del mar tempestuoso, pero también fue el medio a través del cual el Señor pudo enseñarle a Jonás que lo más importante es obedecerle (Jonás 1:10—2:10). En manos del Señor, la disciplina es una herramienta eficaz que usa para convertirnos en la clase de personas que Él quiere que seamos.
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