¿Qué significa Proverbios 3:24?
Esta promesa se nos hace dentro del mismo contexto en el que aparecen los versículos anteriores, los cuales se centraron en describirnos algunos de los beneficios de los que disfrutan las personas que deciden obedecer a Dios. La obediencia al Señor no se debe entender como si fuera un hechizo mágico que nos ayuda evitar todo tipo de dolor y sufrimiento (Proverbios 3:25; Juan 16:1–4). Al mismo tiempo, los que siguen la Palabra de Dios y se someten a Su voluntad no se exponen a los mismos riesgos que las personas que se rebelan en Su contra o continúan viviendo en el pecado. Algunos de los versículos anteriores nos dijeron que cuando tratamos de someternos a la sabiduría divina, tropezaremos mucho menos (Proverbios 3:23).En ese mismo sentido, este versículo nos dice que no temamos cuando nos acostemos a dormir. En la antigüedad, los miedos y las ansiedades también provocaban en las personas tuvieran una falta de sueño constante. Por tanto, los que viven sabiamente duermen bien, porque saben que el Señor los cuida tanto de noche como de día. David dice en el Salmo 4:8: "por eso me acuesto y duermo en paz, porque sólo tú, Señor, me haces vivir confiado". Además, cuando honramos al Señor y tenemos la conciencia limpia, no nos quedaremos despiertos por el miedo que les pudiéramos tener a las consecuencias de nuestras acciones.
Cuando nos aferramos a la promesa de que el Señor siempre está con nosotros, dormiremos mucho mejor (Mateo 28:20). Cuando Herodes arrestó y encarceló al apóstol Pedro con la probable intención de ejecutarlo al día siguiente, Pedro se quedó durmiendo profundamente. El hecho de que su ejecución estuviera planeada y que hubiera guardias apostados a su alrededor no causó que Pedro no pudiera dormir (Hechos 12:1–12). ¿Quién sabe? Quizás Pedro recordara la predicción que Jesús hizo acerca de que Pedro moriría cuando fuera un anciano (Juan 21:18) y después pensó: "aún no soy viejo, así que no tengo nada de qué preocuparme. Herodes no puede matarme mañana". O tal vez simplemente confió en que Dios estaría con él sin importar las circunstancias, por lo que en realidad no había razón para tener miedo. La sabiduría nos enseña a confiar en las promesas del Señor y dormir bien por la noche.