¿Qué significa Proverbios 30:23?
Agur introdujo esta sección mencionando una serie de situaciones que crean inestabilidad y caos (Proverbios 30:21). En esta sección, Agur está enfatizando el peligro que conlleva el hecho de ascender a una persona a un puesto de autoridad para la que no está preparada. Primero, nos habló de un siervo que se convirtió en rey: una persona que no tenía conocimiento ni experiencia para gobernar. El segundo fue el caso de un "necio" que no tenía sabiduría (Proverbios 1:7, 22) que estaba disfrutando de todo tipo de comodidades materiales, lo cual provocó que al final no le diera ninguna importancia a la voluntad de Dios.La tercera situación que provoca inestabilidad es una solterona que se casa. Cuando una mujer se siente rechazada o despreciada, eso le puede causar mucha amargura. Cuando finalmente encuentra un esposo, su cinismo puede contaminar su nueva relación, o quizás puede ser propensa a arremeter contra quienes la ignoraron en el pasado. De hecho, ese matrimonio podría interrumpir la dinámica familiar de la zona donde vivía, algo que era extremadamente importante en una sociedad comunal como lo era el pueblo de Israel. Jabob no amaba a su primera esposa Lea (Génesis 29:16–17). Su padre engañó a Jacob para que se casara con ella (Génesis 19:25–26). Al ver que Jacob no amaba a Lea, Dios le permitió tener hijos con Jacob. Raquel, la esposa preferida de Jacob, era estéril (Génesis 29:31), y eso acabó provocando una rivalidad entre las hermanas e incluso entre sus sirvientas y sus hijos.
1 Samuel 1:1–8 dice que Ana era estéril. Su esposo, Elcana, la amaba, e incluso le daba el doble de la porción normal durante el sacrificio anual. La otra esposa de Elcana, Penina, provocó a Ana hasta irritarla gravemente. A causa de los insultos y de su esterilidad, Ana lloraba todo el tiempo y no comía. Sin embargo, ella no se vengó de su rival, sino que le oraba al Señor y le pedía tener un hijo (1 Samuel 1:9–11).
Agur también habla sobre la confusión que causan los momentos en los que una criada "suplanta" a la anterior esposa de su amo, algo que puede resultar en todo un escándalo lleno de sentimientos heridos y luchas internas. Agar y Saraí son un ejemplo de este tipo de situación. Viendo que Abrán y Saraí no podían tener hijos, Saraí le ofreció a Abrán su sierva Agar para que tuviera un hijo. Cuando Agar concibió, "miró con desprecio a su señora". Saraí "la trató con dureza, y [Agar] huyó de ella". El ángel del Señor se encontró con Agar en el desierto, y ella volvió con Abrán y Saraí (Génesis 16). Abrán y Saraí, a quienes Dios les puso de nombre Abrahán y Sara, concibieron y dieron a luz a un hijo llamado Isaac (Génesis 21). Después de que Sara dejara de darle el pecho, Sara vio que el hijo de Agar se burlaba de su hijo constantemente: "entonces le dijo a Abrahán: "despide a esta sierva y a su hijo, porque el hijo de una sierva no va a compartir la herencia con mi hijo Isaac" (Génesis 21:10). Cuando dos mujeres comparten el mismo marido es imposible evitar todo tipo de rivalidades. Esta sección trataba de hacernos una advertencia sobre la importancia de no permitir que personas que no estén realmente preparadas para desempeñar un trabajo puedan acabar obteniéndolo. De hecho, en ese tiempo se esperaba que la "señora" de una casa fuera responsable y supervisara los asuntos del hogar (Proverbios 31: 30–31). Si una joven sierva ocupara ese puesto de autoridad de repente, todo acabaría siendo un caos, porque esa joven no estaría preparada para hacer bien su trabajo.