Verso

Proverbios 30:8

LBLA Aleja de mí la mentira y las palabras engañosas, no me des pobreza ni riqueza; dame a comer mi porción de pan,
NBLA Aleja de mí la mentira y las palabras engañosas, No me des pobreza ni riqueza; Dame a comer mi porción de pan,
NVI Aleja de mí la falsedad y la mentira; no me des pobreza ni riquezas, sino solo el pan de cada día.
RV1960 Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí; No me des pobreza ni riquezas; Manténme del pan necesario;
JBS Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí; no me des pobreza ni riquezas; manténme del pan de mi juicio;

¿Qué significa Proverbios 30:8?

En el versículo anterior, Agur (Proverbios 30:1) dijo que le iba a pedir dos cosas a Dios (Proverbios 30:7). En este versículo se nos presentan estas dos cosas, y en el siguiente versículo, se nos explicará su importancia (Proverbios 30:9). Agur le pide a Dios que aparte de él la vanidad y la mentira, y también le pide vivir un estilo de vida equilibrado: libre de las penalidades de la pobreza y de los riesgos que provoca la riqueza. En un sentido más general, Agur está orando por la provisión de Dios, tanto por Su guía espiritual como por las necesidades materiales básicas que necesita para existir.

El Señor detesta la mentira. Proverbios 12:22 nos dice que los labios que mienten son abominación para Él, y el noveno mandamiento prohíbe explícitamente dar falso testimonio (Éxodo 20:16). El apóstol Pablo les dijo a los creyentes colosenses: "no se mientan los unos a los otros, pues ya ustedes se han despojado de la vieja naturaleza y de sus hechos" (Colosenses 3:9). Las Escrituras hacen un contraste entre la bondad y la perversión (Proverbios 2:15; 11:20; 12:20). Las personas más desfavorecidas a veces se sienten tentadas a mentir, engañar o a robar para mejorar su situación (Proverbios 30:9).

Agur también le pide al Señor que lo guarde de los extremos de la pobreza y la riqueza. El hecho de que Agur ore para no ser pobre nos puede parecer algo obvio: pocas personas desearían verse pasándolo mal solo para intentar cubrir sus necesidades más básicas. Sin embargo, Agur también le pide a Dios que le ayude a evitar la riqueza excesiva. Agur sabía que el dinero nos tienta al pecado de muchas maneras (Mateo 19:23), y a veces provoca que nos dejemos de un lado las verdades espirituales de Dios (Proverbios 30:9). Esa es la razón por la que Agur pone sus necesidades en las manos de Dios. El autor de Hebreos también dice algo similar: "vivan sin ambicionar el dinero. Más bien, confórmense con lo que ahora tienen, porque Dios ha dicho: «no te desampararé, ni te abandonaré. Así que podemos decir con toda confianza: el Señor es quien me ayuda; no temeré lo que pueda hacerme el hombre (Hebreos 13:5–6).
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