¿Qué significa Proverbios capitulo 30?
Un pequeño número de eruditos sugiere que el nombre "Agur" es en realidad un título que sirve para referirse a Salomón. Sin embargo, la mayoría cree que se trata de una persona diferente. Sus palabras se describen como un "profecía" o un "oráculo": un mensaje del Señor que es muy importante. Sin embargo, es más difícil descifrar el significado de lo primero que dice. Dependiendo de cómo se dividan las letras hebreas, esta frase podría estar dirigiéndose a dos personas en particular, y también podría estar refiriéndose al cansancio personal (Proverbios 30:1).El mensaje de Agur comienza con un nivel extremo de humildad que llega hasta tal punto de que algunos comentaristas creen que Agur está siendo sarcástico, lo cual sugeriría que Agur está respondiéndole a alguien, quizás a alguien que lo estaba criticando, debido a que él mismo se considera un necio y a su detractor lo considera como una persona razonable. Además, también habla sobre sus propias limitaciones en comparación con Dios, y usa el mismo recurso retórico que usó el Señor cuando cuestionó a Job (Job 38:4–5). Ya sea que esto sea sincero, lo está haciendo de una manera burlona o una combinación de ambos, Agur insiste durante este pasaje en que es importante reconocer nuestra necesidad de conocer nuestras propias limitaciones (Proverbios 30:2–4).
Parte del texto de Agur es una oración pidiéndole a Dios que lo guíe para alejarse de cometer ciertos errores. Agur dice que la verdad que Dios nos ha revelado es suficiente, y dice que esa verdad no debe alterarse, y después ora para que Dios lo proteja de la deshonestidad. También le pide a Dios que lo guarde de los extremos de la pobreza y los lujos. Agur se da cuenta de que ambas condiciones traen sus propias tentaciones. Luego denuncia varios pecados, como la rebelión, la arrogancia y el abuso de los débiles (Proverbios 30:5–14).
La sección final de las lecciones de Agur usa con frecuencia una técnica que aparece a menudo en las Escrituras (Proverbios 6:16; 30:15, 18, 21, 24, 29; Job 5:19; Amós 1:3). Primero se nombra un número, y luego se añade uno más para enfatizar el final de la frase. Agur dice que la codicia nunca nos conduce hacia una verdadera satisfacción, sino solo al deseo descontrolado. Por otro lado, una actitud rebelde siempre nos conduce hacia el desastre, y eso siempre les pasa a las personas que maldicen a sus padres (Proverbios 30:15–17).
Uno de los párrafos de Agur nos menciona cuatro conceptos que parecen difíciles de conectarse entre sí: el vuelo del pájaro por el aire, la manera de moverse de una serpiente sobre la roca, el viaje de un barco por el mar y la manera en que se relacionan los hombres con las mujeres. Es posible que Agur se esté refiriendo al hecho de que estas cosas suceden a pesar de ser muy difícil de explicarse. Lo más probable es que Agur piensa que estas cosas pasan todos los días, pero no se pueden explicar, y ninguna de ellas deja un rastro inmediato. Por ejemplo, en muchas ocasiones, el adulterio no es un pecado que deje atrás un nivel de evidencia que el resto del mundo pueda ver y distinguir sin problemas. La siguiente declaración de Agur parece reforzar esta interpretación, ya que habla sobre la manera en que una persona puede pecar sin sentirse culpable (Proverbios 30:18–20).
El siguiente segmento nos presenta cuatro ejemplos de personas que adquieren posiciones de poder sin estar preparadas para hacer bien su trabajo. Agur no dice que las personas nunca deban intentan mejorar sus vidas, sino que no es una buena idea obligar repentinamente a una persona a hacer algo nuevo para lo que no tiene experiencia, ya que eso normalmente siempre acaba mal. Por ejemplo, dejar que un esclavo se convierta en un rey provocaría el caos en una nación, porque esa persona carece de la experiencia necesaria para desempeñar bien ese cargo. Las personas impías que no sufren mientras intentan satisfacer sus necesidades son aún más propensas a ignorar a Dios. Las personas que han sido despreciadas y maltratadas pueden causar muchos problemas en el matrimonio; y, por último, poner a una joven a cargo de la casa de su ex-ama es un acto que denota un alto grado de imprudencia (Proverbios 30:21–23).
Después de esto, se dan cuatro ejemplos de criaturas humildes que pueden hacer cosas impresionantes, lo cual parece estar enseñándonos que el poder creativo de Dios le permite lograr cumplir Su voluntad usando cosas que a ojos del mundo pueden parecer ser débiles y no tener ninguna importancia. Además, esto también habla de la providencia de Dios. Las hormigas son pequeñas, pero encuentran comida y sobreviven el paso de las estaciones. Los damanes de roca, los cuales son muy similares a las marmotas, no pueden luchar, pero tienen la capacidad de vivir en los acantilados que los seres humanos usan como fortalezas. Las langostas carecen de líderes, pero "marchan" y conquistan regiones como un ejército cuando todas juntas van pululando por el aire. Las lagartijas no son difíciles de atrapar, pero logran colarse en los lugares más seguros (Proverbios 30:24–28).
La última lección de Agur involucra la idea de cosas que son "majestuosas" en la manera en que se mueven, lo cual implica que estás cosas tienen confianza, están seguras, son poderosas y están tranquilas, lo cual es algo característico de los reyes y los gobernadores. El último ejemplo que Agur pone para evidenciar esto es el león, uno de los depredadores más poderosos, y normalmente el depredador más poderoso dentro de la zona donde vive. El último ejemplo que nos da Agur es un rey que está seguro de que sus ejércitos le son leales (Proverbios 30:29–31).
Agur termina todas sus lecciones haciéndonos una advertencia sobre las consecuencias naturales que tienen las cosas. Más allá de lo que una persona quiera o no quiera hacer, si batimos la leche, esta se convierte en mantequilla; golpear a alguien en la nariz lo hace sangrar, y provocar a los demás siempre provoca la ira de las personas. Por esa razón, una persona que se da cuenta de que ha estado actuando como un necio debe hacer todo lo posible para tener autocontrol, incluso si eso significa tener que taparse la boca con la mano cuando sea necesario (Proverbios 30:32–33).