¿Qué significa Proverbios 31:6?

Después de advertirles a los reyes y a los gobernantes que es mejor que no beban (Proverbios 31:4–5), la madre de Lemuel (Proverbios 31:1–2) nos habla sobre una situación en la que los efectos del alcohol sí que podrían ser más apropiados. Primero dijo que el alcohol daña los sentidos. Un rey que bebe alcohol, o tiene cualquier otra adicción (Proverbios 31:3), acaba fracasando y haciendo que su gente sufra. Sin embargo, cuando estamos a punto de morir, el alcohol no es malo, ya que se puede usar como anestésico, para aliviar el dolor de las personas que están cerca de la muerte o están pasando por una agonía extrema. De hecho, los reyes y los gobernantes no deberían beber, o eso parece sugerirnos la madre de Lemuel. Los líderes necesitan estar atentos y al tanto de todo, para que nada les pille desprevenidos.

Los comentaristas dicen que las mujeres de Jerusalén que seguían a Dios se acordaban de este mismo versículo cuando le daban una bebida con medicina a los criminales que estaban condenados a ser crucificados. Esa bebida estaba destinada a reducir su dolor. Mateo nos dice que cuando Jesús gritó desde la cruz, un transeúnte se apresuró y llenó una esponja con vinagre para que Jesús bebiera (Mateo 27:46–48), quizás para calmar el dolor que Jesús estaba sintiendo, aunque aparentemente se le ofreció momentos antes de Su muerte (Juan 19: 28–30; Mateo 27: 49–50). La madre de Lemuel dice que para las personas que están sufriendo de dolor, el alcohol puede ser útil (Proverbios 31:7), pero no lo es en absoluto para los que necesitan gobernar a una nación.