¿Qué significa Proverbios 5:16?
En este versículo, Salomón nos habla sobre el peligro y las consecuencias de caer en la tentación de cometer adulterio. Los eruditos no se ponen de acuerdo sobre si este versículo se refiere a las pasiones de una persona, a la de los niños, o posiblemente a ambas al mismo tiempo.En el versículo anterior, Salomón comparó el matrimonio con un pozo: disfrutar del matrimonio es como beber de nuestro propio pozo, lo cual nos ofrece la confianza y la seguridad de saber que el agua es pura y segura. Esto también implica un sentido de legitimidad, la satisfacción de saber que el agua proviene de la fuente apropiada. Cuando bebemos de un pozo que no nos pertenece, o de una fuente de agua de la que no sabemos nada acerca de su pureza, siempre correremos el riesgo de acabar contaminándonos.
De hecho, el agua de los pozos siempre está bajo control. En ese aspecto, la sexualidad es muy parecida: debe manejarse con cuidado, y no debe descuidarse en ningún momento. Esa idea es lo opuesto de lo que se nos dice en este versículo: "¿por qué derramar tus fuentes por las calles, y tus corrientes de aguas por las plazas"?
La sexualidad humana está íntimamente conectada con la bendición de tener hijos. Cuando se comete adulterio, las personas se exponen a tener hijos que en realidad no quieren. En el mundo antiguo, tal y como ocurre en la actualidad, los niños "que no han sido buscados" se enfrentan a muchos desafíos durante sus vidas. Muchos niños son asesinados despiadadamente durante el aborto, y los niños que sobreviven acaban viviendo en malas condiciones, o incluso son abandonados y se convierten en niños huérfanos. Dios estableció la unidad familiar como el máximo orden social de nuestras vidas: un hombre y una mujer que, unidos en el matrimonio, cuidan de sus hijos.
Por supuesto, en algunos casos, hay parejas que no pueden tener hijos, pero Dios siempre hace lo correcto y lo que es mejor en cada caso; no hay manera de justificar el adulterio. Abrahán y Sara decidieron no esperarse a que naciera Isaac, algo que Dios mismo les prometió que ocurriría durante su vejez. Sara le dijo a Abrahán que tuviera relaciones sexuales con su sierva Agar. Abrahán hizo lo que Sara le pidió, y como resultado, nació Ismael (Génesis 16:1–4). Dios predijo que Ismael se convertiría en una fuente de conflicto en su familia, y finalmente esa predicción se acabó cumpliendo. Incluso en la actualidad, los descendientes de Ismael se siguen oponiendo a los descendientes de Isaac (Génesis 16:12).