¿Qué significa Proverbios 6:29?

Las Escrituras afirman que el adulterio siempre será castigado. El castigo puede ser mayor o menor, más o menos público, pero al final, ese castigo siempre acaba llegando (Proverbios 6:27–28). Más importante aún es el hecho de que el pecado también trae consecuencias eternas para nuestras vidas.

El adulterio comienza con solo una mirada que tiene la capacidad de causar que una persona se vea incitada a pensar en el placer, pero esa misma mirada también conduce inevitablemente hacia el dolor y el juicio. De hecho, el adulterio casi siempre trae consigo otros pecados, como por ejemplo la mentira, ya que las personas adúlteras tratan de esconder lo que están haciendo. El pecado que David cometió con Betsabé lo hizo conspirar en contra del esposo de Betsabé e incluso llegó a matarlo (2 Samuel 11). David confesó sus pecados mientras lloraga con amargura, y al final Dios decidió perdonarlo (Salmo 51:1–2). Aun así, David acabó pagando el precio de su transgresión. El niño que nació de esa relación adúltera finalmente acabó falleciendo (2 Samuel 12:7–15), y su familia pasó por muchísimos problemas por el resto de sus vidas. David también tuvo que experimentar los ataques de su propio hijo, Absalón, quien estaba celoso y amargado e inició una rebelión con el fin de robarle todo su reino.

Salomón nos dice enfáticamente que cualquiera que cometa adulterio con la mujer de su prójimo será castigado. Un adúltero puede pensar que su pecado permanece en secreto, tal y como lo hizo David, pero Dios lo ve todo y lo sabe todo. Dios dice: "sepan bien que su pecado los alcanzará" (Números 32:23). Es importante prestar atención hacia dónde nos conducen nuestros ojos para así no caer presos de algún tipo de seducción y acabar sufriendo el castigo que siempre acompaña a este tipo de pecado. Job dice en Job 31:1: "hice un compromiso con mis ojos de no poner la mirada en ninguna doncella".