¿Qué significa Proverbios capitulo 6?
Salomón continúa compartiendo sus dichos sabios con su "hijo", ya sea su propio hijo biológico o uno de sus estudiantes.Para empezar, Salomón habla sobre la importancia de saber cómo cuidar de nuestras riquezas de una manera inteligente. Salomón anima a su hijo a que evite meterse en enredos financieros en los que se vea obligado a dar algún tipo de garantía. En términos generales, esto se refiere al hecho de que debemos ser extremadamente cautelosos a la hora de firmar un préstamo. Si firmamos como avales y nos damos cuenta de que nos hemos metido en una situación de riesgo, debemos tratar de salirnos del trato incluso si al hacerlo eso nos pueda causar algún tipo de humillación. Si bien las Escrituras no nos prohíben hacer préstamos o tener deudas, este pasaje nos recomienda enfáticamente que tengamos cuidado de no desperdiciar lo que hemos ganado a través de nuestro esfuerzo y dedicación (Proverbios 6:1–5).
Al convertirnos en cosignatarios de una persona en la que no confiamos nos exponemos mucho más al peligro de experimentar problemas financieros. Al igual que esto, la pereza es otra forma en la que una persona puede acabar en la miseria. Salomón le dice a su hijo que considere a la hormiga. A la hormiga nadie la supervisa, sino que trabaja duro para satisfacer sus necesidades, tanto las del presente como las del futuro. A menos que una persona trabaje con diligencia, la pobreza lo acabará alcanzando al igual que un ladrón o un hombre armado alcanzan a sus víctimas. Todo esto debe entenderse en base al sentido común y los principios generales que de él proceden. Una vez llegan los tiempos difíciles, no podemos volver atrás y rehacer lo que una vez decidimos olvidar para siempre (Proverbios 6:6–11).
La Biblia dice que una persona sabia se niega a provocar contiendas. Como con todos los proverbios, esto debe entenderse como un consejo procedente de la sabiduría general que no se puede aplicar en todos los casos. En la mayoría de las circunstancias, las personas que causan los problemas son las que tienen más probabilidades de acabar sufriendo a raíz de sus propios problemas. Dios siente un odio enorme hacia las personas que causan problemas allá por donde van. Las personas que carecen de integridad usan un lenguaje perverso y señales engañosas para sembrar la discordia por todas partes. Dentro de la lista de actitudes que Dios odia, se incluyen la arrogancia, el engaño, la violencia contra los inocentes, tener un corazón malvado y la mentira. En resumen, las personas que causan problemas son el problema en sí después de todo (Proverbios 6:12–19).
Salomón le aconseja a su hijo que siga las enseñanzas de sus padres. Estas lecciones que proceden de la experiencia lo guiarán y lo mantendrán alejado del peligro. Al igual que ocurre con otras declaraciones similares, debemos ser conscientes de las consecuencias que acarrean nuestras acciones, ya que a las personas que toman buenas decisiones no se les garantiza absolutamente que todo les irá bien. Sin embargo, sí es cierto que las personas que siguen el camino de la sabiduría tienen menos probabilidades de meterse en problemas que aquellas que actúan desde la necedad y la estupidez (Proverbios 6:20–23).
Ciertamente, cuando hacemos lo posible para alejarnos de "la mujer ajena", estamos siendo sabios. Si bien los hombres son generalmente más susceptibles a caer en las redes de la seducción que las mujeres, la idea general se les aplica a todos y a todas por igual. Salomón le advierte a su hijo que evite caer presa de la dulzura, la belleza y las miradas seductoras de la mujer ajena. De acuerdo con Salomón, tener una relación ilícita con alguien es como ponerse algo ardiendo cerca del pecho o caminar sobre unas brasas. Esas cosas nos causan mucho dolor. Una persona adúltera, dice Salomón, es insensata y autodestructiva. La sociedad puede simpatizarse con un hombre hambriento que decide robar algo de pan para comer, pero no con un hombre que decide violar a la esposa de su vecino. Los adúlteros corren el riesgo de sufrir la venganza y el peso de la vergüenza que vienen de la sociedad que los rodea (Proverbios 6:24–35).