¿Qué significa Proverbios 7:26?
La historia que Salomón nos ha contado trataba de un joven incauto que cayó presa de una mujer adúltera (Proverbios 7:10–23) algo que ocurre muy a menudo en la vida de las personas. Personas de todas las épocas, de todas las clases sociales y de ambos sexos han caído presa de la tentación, del adulterio y de muchos otros pecados. Resaltando ese hecho, Salomón afirma que la mujer adúltera de su historia había herido a muchas personas (Romanos 3:23; 6:23).Salomón dijo que la mujer estaba vestida "como" una prostituta, ya sea porque esa era su profesión, o simplemente porque estaba tratando de seducir al joven (Proverbios 7:10). Aunque la prostitución ha existido durante miles de años, en la actualidad sigue siento bastante prevalente y muchas víctimas siguen cayendo en sus redes por todo el mundo. En 2012 se estimó que había 42 millones de prostitutas en el mundo; todas ellas, a su manera, son víctimas de un mundo que está lleno de pecado y odia a Dios. Probablemente, ese número ha aumentado en la actualidad. Desafortunadamente, los clientes de las prostitutas siguen creciendo sin parar, atraídos por el sexo ilícito y sus malvados deseos.
Los principios que comparte Salomón acerca de evitar el pecado sexual también se les pueden aplicar a cualquier tipo de pecado. La manera en que actúa la mujer adúltera es una manera común de representar el tipo de tentación que viene de muchos tipos de pecado. Santiago dice: "cuando alguien sea tentado, no diga que ha sido tentado por Dios, porque Dios no tienta a nadie, ni tampoco el mal puede tentar a Dios. Al contrario, cada uno es tentado cuando se deja llevar y seducir por sus propios malos deseos. El fruto de estos malos deseos, una vez concebidos, es el pecado; y el fruto del pecado, una vez cometido, es la muerte" (Santiago 1:13–15). El sexo ilícito, pagado o no, no aumenta la autoestima, sino que la destruye. Además, este tipo de pecados destruyen a familias enteras. Una persona que es sabia se defiende guardando la Palabra de Dios muy cerca de su corazón (Salmo 119:11).