¿Qué significa Proverbios 7:27?

En este versículo, Salomón les advierte a sus hijos sobre lo que les sucede a los hombres que deciden tener relaciones sexuales con una mujer adúltera. Al igual que ocurre con muchas de las lecciones que se nos comparten en este libro, Salomón le está hablando directamente a un hombre, pero los principios se les aplican igualmente a ambos sexos. Tanto los hombres como las mujeres pueden caer presa de la seducción, y ambos pueden pecar mientras intentan tentar a otras personas. Estos principios también se le pueden aplicar de una manera más general a cualquier tipo de pecado, no solo al pecado sexual.

Salomón indica que la casa de esta mujer es el camino que nos lleva al sepulcro y desciende a hasta llegar a las mansiones de la muerte. Este es el destino al que podría dirigirse un esposo que está lleno de ira y quiere vengarse de alguien que cometió adulterio con su esposa (Proverbios 6:34–35). Si el cliente de la mujer malgasta todo su dinero con ella, su pobreza puede causar su propia muerte. Lamentablemente, el suicidio es otra posibilidad. Al sentir el aguijón de la culpa y la desgracia, el cliente de la mujer podría deprimirse tanto que podría decidir acabar con su propia vida. Otra posibilidad es que el hombre contraiga una enfermedad de la mujer. Una enfermedad venérea podría provocar que su cuerpo se acabe consumiendo.

Estas son algunas de las razones por las que el pecado a menudo se resume con la analogía del adulterio. Lo que comenzó siendo algo deseable termina provocando una destrucción total. Proverbios 14:12 dice: "hay caminos que el hombre considera rectos, pero que al final conducen a la muerte".

En un sentido metafórico, sabemos que todo pecado lleva hacia la muerte (Romanos 6:23). La tentación nos promete satisfacción y placer en el pecado, pero el pecado nos pide más de lo que nos ofrece (Santiago 1:13–15). Espiritualmente hablando, la única manera de escaparnos de la muerte espiritual es a través de Jesucristo. Jesús vivió una vida sin pecado y pagó la pena por nuestro pecado, "para que todo aquel que en él cree, no se pierda, sino que tenga vida eterna" (Juan 3:16). Las personas que creen en Jesús todavía siguen pecado, pero Él es fiel y nos perdona, nos limpia y nos restaura (1 Juan 1:9).