Verso

Proverbios 8:36

LBLA Pero el que peca contra mí, a sí mismo se daña ; todos los que me odian, aman la muerte.
NBLA Pero el que peca contra mí, a sí mismo se daña; Todos los que me odian, aman la muerte.”
NVI Quien me rechaza se perjudica a sí mismo; quien me aborrece, ama la muerte».
RV1960 Mas el que peca contra mí, defrauda su alma; Todos los que me aborrecen aman la muerte.
JBS Mas el que peca contra mí, defrauda su alma; todos los que me aborrecen, aman la muerte.

¿Qué significa Proverbios 8:36?

En este último versículo de Proverbios 8, la sabiduría nos hace una advertencia sobre las consecuencias que vienen de ignorar sus consejos (Proverbios 8:1–4, 10–11). Mientras estamos vivos, tenemos la posibilidad de elegir entre la vida y la muerte. Las personas sabias eligen la vida. Lamentablemente, ese no es el caso de muchas de las personas que viven en el mundo.

La Biblia dice que hay tres clases de muerte, y en cada una de ellas se produce una separación. La muerte física separa el cuerpo del alma, y Hebreos 9:27 dice que todos experimentaremos este tipo de muerte. Génesis 5 dice que hubo personas que vivieron durante mucho tiempo, pero todas ellas, excepto Enoc, murieron porque "la paga del pecado es muerte" (Romanos 6:23), y "el pecado entró en el mundo por un solo hombre, y por medio del pecado entró la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron" (Romanos 5:12).

También existe la muerte espiritual. Todos los incrédulos viven en un estado de muerte espiritual (Efesios 2:1), en la que se encuentran separados de Dios en esta vida. Finalmente, tenemos la muerte eterna, durante la que podríamos de Dios para siempre. Apocalipsis 20:12–15 describe que esta separación de Dios ocurrirá en el lago de fuego, y la llama "la muerte segunda" (Apocalipsis 20:14). Es sabio confiar en Jesús, ya que, al hacerlo, pasamos de la muerte a la vida (1 Juan 3:14; 5:11–12).





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