¿Qué significa Romanos 1:26?

Pablo ha dicho que Dios, actuando contra la impiedad y la injusticia humanas, entregó a la humanidad a la expresión desenfrenada de nuestra lujuria sexual y deseos impuros. Como resultado, los seres humanos, en su injusticia, deshonraron cada vez más sus cuerpos unos con otros (Romanos 1:24).

Las palabras de Pablo aquí no son una condena general del deseo y la expresión sexuales. Dios le dio esas cosas a la humanidad como un regalo para ser disfrutado entre un esposo y una esposa, incluso antes de que el pecado entrara en el mundo (Génesis 2:23–25). Como cualquier otra cosa, hay un tiempo y un lugar para honrar a Dios a través de la expresión sexual (1 Timoteo 4:4; 1 Corintios 7:4–5). El deseo y la actividad sexual, cuando se expresan de la manera que fueron concebidos, continúan siendo un regalo de Dios. Lo que Pablo está describiendo es la corrupción desenfrenada de este hermoso regalo.

Ahora, Pablo está describiendo cómo Dios ha entregado a la humanidad hacia otro tipo de actividad sexual: la homosexualidad femenina. El resultado, tal y como lo describe Pablo, es que las mujeres cambian las relaciones sexuales naturales entre hombres y mujeres por otras que son contrarias a la naturaleza tal y como Dios la diseñó. Durante el siguiente versículo se le aplicará el mismo tipo de condena a los actos cometidos entre hombres.

Una vez más, Pablo describe esto como una expresión de la ira de Dios contra la humanidad, la cual ha caído en la injusticia total. Esto es una respuesta directa a dos cosas que se mencionaron durante el versículo anterior: rechazar la verdad de que Dios es el creador y, en cambio, adorar a Su creación. Dios dejó que la humanidad superara los límites de Su restricción sexual, y esto vino como respuesta a nuestra adoración a dioses creados y falsos, en lugar de adorarle a Él como el creador.