¿Qué significa Romanos capitulo 10?
El pasaje anterior concluyó con la declaración de Pablo de que su pueblo, Israel, había tratado de volverse justo ante Dios de manera incorrecta: confiando en sus intentos de cumplir la ley; de hecho, se habían negado a acercarse a Dios por medio de la fe en Cristo. Pablo citó a Isaías para mostrar que Cristo fue la "piedra de tropiezo" de Israel, pero que todos los que creen en Él no serán avergonzados.Romanos 10 comienza con la sincera confesión de Pablo de que él mismo está orando para que el pueblo de Israel se salve. Pablo está ansioso de que cada uno de sus hermanos y hermanas judíos crean en Cristo, elogiándolos por el entusiasmo que tienen por Dios, aunque ignoran cómo alcanzar la justicia de Dios a través de la fe en Cristo (Romanos 10:1–4).
En cambio, los israelitas continúan tratando de ser declarados justos por Dios a través de su observancia religiosa de la ley, a pesar de cómo continúan violando esa misma ley, y continúan esperando que la verdad que ya conocen baje del cielo o suba del abismo, cuando Jesucristo ya ha hecho esas dos cosas por todos nosotros y por ellos. Pablo repetidamente hace referencia a las Escrituras del Antiguo Testamento tanto directamente como a través de una analogía para mostrar la evidencia fundamental sobre lo que se requiere para ser salvo (Romanos 10:5–8).
Los versículos 9 y 10 son probablemente los versículos más citados de este capítulo: "si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios lo levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para alcanzar la justicia, pero con la boca se confiesa para alcanzar la salvación". Pablo explica que esta oportunidad de ser salvos por medio de la fe en Jesús está disponible para todos, sin distinción entre judíos y gentiles. El Señor es el Señor de todas las personas, y les da buenos regalos a todos los que lo invocan. Todo el que lo invoque se salvará (Romanos 10:9–13).
A continuación, Pablo muestra cuán necesario es para él continuar predicando este evangelio, independientemente de las objeciones de quienes se le oponen. Si las personas deben invocar el nombre de Jesús para salvarse, primero deben creer en Él. Antes de que puedan creer, primero deben escuchar cosas acerca de Él. Para escuchar, alguien debe predicarles y, antes de que un representante de Cristo pueda predicarles, alguien debe enviarlo. Aún así, no todos han obedecido el evangelio. Es decir, muchas personas, especialmente el pueblo judío, no ha creído en Cristo, aunque haya escuchado las palabras de Cristo. ¿Cómo puede ser esto posible? ¿Quizás esto ocurre porque realmente no lo han escuchado? Pablo rechaza esa idea con una cita del Salmo 19, e insiste en que el evangelio de Jesús está llegando a los confines del mundo (Romanos 10:14–17).
Si han escuchado el evangelio de Jesús, entonces ¿es posible que no lo hayan entendido? ¿Realmente el pueblo judío nunca llegó a comprender que Dios tenía la intención de darles la bienvenida a todos los que lo buscaran por medio de la fe? Pablo cita a Moisés para demostrar que deberían haber escuchado las propias palabras de Dios de que algún día Dios mismo haría que Israel tuviera celos de aquellos que no pertenecían a Su pueblo. Luego, Pablo hace referencia a las palabras que Dios comparte en Isaías 65, en las que dice que las personas que no lo estaban buscando acabarían encontrándolo, describiendo lo que estaba empezando a suceder con los creyentes gentiles en Cristo. Sin embargo, Dios espera pacientemente a Israel con las manos extendidas para recibirlos en caso de que se arrepientan y vuelvan de nuevo hacia Él a través de la fe en Cristo (Romanos 10:18–21).