¿Qué significa Romanos 11:34?
En este versículo Pablo continúa con su himno de alabanza y adoración hacia Dios, quien está más allá de todos nosotros. Pablo hace dos preguntas, citadas de Isaías 40:13, para ilustrar el hecho de que Dios no necesita nada de nosotros.Primero, ¿quién entiende la mente del Señor? La respuesta es tan obvia que Pablo no se molesta en responderla: nadie entiende la mente de Dios. Debido a que Dios nos ha creado, carecemos de la capacidad de entender Sus pensamientos completamente (Isaías 55:8–9). Es ilusorio asumir que ninguno de nosotros pudiera entender algo la mente de Dios más allá de lo que Él mismo ha decidido revelar en Su Palabra; el hecho de que no podamos entender Su mente es una razón clara para adorarlo.
La segunda pregunta es tan ridícula como la primera: ¿quién ha sido el consejero de Dios? ¿A quién acudió Dios en busca de asesoramiento o apoyo moral para Sus relaciones? ¿A quién le ha pedido ideas sobre la creación o el cuidado de Su creación? Dios no necesita que le ayudemos a pensar bien las cosas, sin importar lo ansiosos que nos sintamos a veces de hacer exactamente eso. A medida que comenzamos a comprender la diferencia entre Su vasta mente y la nuestra, la única respuesta que tiene sentido es adorarlo y aceptar Sus decisiones, ya que siempre serán las decisiones correctas y de acuerdo con la verdad.
Romanos 11:33–36 es una alabanza poética de Pablo en forma de himno, dedicada a Dios y a Su asombrosa sabiduría. Pablo cita textos del Antiguo Testamento como Isaías y Job. El pasaje anterior explicaba cómo la intención de Dios para Israel vino con cierto nivel de misterio. Debido a que somos personas creadas con limitaciones, nunca podremos entender completamente a Dios. Lo único que nos queda, es alabarlo y adorarlo.
En Romanos 11, Pablo concluye la exploración del plan que Dios ha preparado para Israel, su pueblo elegido. Es cierto que, como nación, Israel ha rechazado la fe en Cristo, pero una parte de los israelitas ha creído en Jesús. Dios ha endurecido a los demás en la incredulidad, pero traerá a Israel de regreso a la fe cuando suficientes gentiles lo hayan aceptado a través de Cristo. Entonces, muchos israelitas también confiarán en Cristo, y Dios renovará Su pacto con Su pueblo. Pablo concluye esta sección con un poderoso poema o himno que habla sobre la independencia de Dios, y sobre cómo Dios está más allá de todo conocimiento.