¿Qué significa Romanos 12:20?
Pablo está añadiéndole algo más al versículo anterior, el cual ya era bastante difícil de asimilar. En ese versículo dijo que los cristianos no deben buscar vengarse contra aquellos que les hacen daño. ¿Por qué? Porque al ser hijos de Dios, debemos aceptar que ese es el trabajo de nuestro Padre, y Él lo hace mejor que nosotros. En lugar de buscar una pequeña venganza en nuestros propios términos, debemos dejar que la justicia del Dios omnipotente del universo actúe por sí sola.Una forma razonable de interpretar esta orden de Pablo podría ser entender esta instrucción como una manera de evitar e ignorar a quienes nos hacen daño. Si no podemos vengarnos, al menos podemos mantenernos alejados de ellos. Sin embargo, Pablo ahora revela que este no es el camino de quienes siguen a Cristo. En cambio, estamos llamados a tener un compromiso activo, positivo y generoso con quienes nos perjudican. En lugar de simplemente ignorar a nuestros enemigos, debemos tratar de ayudarlos en todo momento.
Esto no quiere decir que debamos permanecer en una situación en la que alguien nos esté dañando físicamente de forma continua, ya que aquí no se está hablando de casos de abuso físico. Si podemos tomar medidas para evitar futuras lesiones, eso es exactamente lo que debemos hacer. Dios no nos está ordenando en absoluto que aceptemos ningún tipo de abuso.
Aunque no se nos está ordenando "aceptar" ningún tipo abuso, esto aún sigue siendo una enseñanza difícil. Al citar las palabras de Salomón de Proverbios 25:21–22, la descripción de Pablo de cómo responder ante los malhechores puede resultar irritante, incluso exasperante, al principio. Al mismo tiempo, hay cierta crueldad al respecto, espiritualmente hablando. Estamos llamados "castigar" a las personas a través del bien. En otras palabras, estas personas se sentirán fatal (serán castigados por su propia conducta) al ver que nosotros los tratamos bien. Mientras lo hacemos, suceden dos cosas. Primero, reflejamos la misericordia que Dios tiene hacia nosotros, quienes alguna vez fuimos Sus enemigos (Romanos 5:10). En segundo lugar, mostramos que no nos merecemos que se nos trate mal y que somos más fuertes que aquellos que nos hacen daño.
Cuando les mostramos bondad y perdón a quienes nos maltratan de cualquier manera, idealmente, esto hace que se avergüencen de sí mismos y, con suerte, esto hace que finalmente se arrepientan. La mejor respuesta que podemos ofrecer en esos casos de persecución y odio es amar a nuestros enemigos.
Aquellos que eligen hacer el bien y no vengarse de sus enemigos crean una oportunidad sobre la que Pablo nos hablará durante el siguiente versículo.