¿Qué significa Romanos 13:3?
Pablo ha descrito la doctrina cristiana que trata sobre la necesidad de que los cristianos se sometan a las autoridades humanas. Dado que Dios establece todo líder humano, los cristianos no deben resistirse a la obra de Dios resistiéndose al mismo tiempo a esas autoridades. Estos versículos brindan un contexto importante para comprender sus comentarios.En primer lugar, Pablo comienza a describir por qué Dios establece autoridades humanas. El papel que Dios les da a las autoridades gubernamentales es mantener el orden. Esto es cierto tanto si esas autoridades son buenas personas como si no lo son. En términos generales, el gobierno humano es una de las formas en que Dios refrena la influencia del mal en el mundo (2 Tesalonicenses 2:7). Los cristianos no pueden aceptar o instar la anarquía, el rechazo de todas las formas de gobierno, o desobedecer la autoridad simplemente porque no están de acuerdo con ellas.
Pablo describe una forma de vivir que nos permite vivir sin temer a las autoridades: debemos hacer el bien. Las autoridades no son una amenaza para quienes hagan lo correcto. De hecho, las autoridades acabarán aceptando sus acciones. Esta enseñanza tiene sentido en la medida en que quienes tienen autoridad sean imparciales y operen con un mínimo sentido de integridad. Por supuesto, nuestro instinto es recordar momentos en la historia en los que las autoridades les hicieron cosas horribles a personas que hacían cosas buenas, o al menos a personas que no hacían nada malo, ¡incluido el propio Pablo! El hecho de que Pablo experimentara un gobierno malvado personalmente debería hacernos reflexionar sobre esto con cuidado antes de descartar lo que se nos está diciendo aquí y considerarlo como algo imposible.
Pablo habla de este tema en términos generales, sin concentrarse en situaciones específicas. La primera preocupación de Pablo es que los cristianos sean reconocidos en sus comunidades como personas que obedecen a las autoridades; personas que intentan hacer el bien. Los creyentes no deben desobedecer la ley, e instar conflictos y rebeliones innecesarios contra la autoridad.
Por supuesto, Jesús y casi todos los apóstoles, incluido Pablo, fueron asesinados por quienes tenían autoridad sobre ellos, a menudo por negarse a obedecer las leyes que estaban en conflicto con los mandamientos de Dios (Hechos 5:27–29). Esta es una sutileza clave en la enseñanza de Pablo: "someterse" no significa necesariamente "obedecer". De hecho, ninguno de los apóstoles fue asesinado por haber desafiado la autoridad, y solo desobedecían al gobierno cuando el hacerlo les obligaba a desobedecer a Dios.