¿Qué significa Romanos 14:10?

Pablo ha pasado los tres versículos anteriores mostrando que todo cristiano le pertenece al Señor, tanto en esta vida como en la venidera. De hecho, es por eso por lo que Cristo vino a morir y a resucitar: para convertirse en Señor de los que viven actualmente y de los que han muerto.

Debido a eso, Pablo ahora pregunta, ¿por qué entonces un cristiano debería juzgar o despreciar a sus hermanos en Cristo? Esto se aplica en el contexto específico en el que algunos temas no estén claramente delimitados en la Biblia, como es el caso de comer carne o celebrar ciertos días festivos. Es cierto que habrá un juicio, insiste Pablo, pero no seremos nosotros los que nos sentaremos en la silla del juez. En cambio, estaremos ante el juez junto con todos los demás cristianos de la historia.

Este tribunal se describe en la segunda carta de Pablo a los Corintios y ocurrirá durante los últimos tiempos. Cristo juzgará las obras de todos los creyentes. Cristo no decidirá si vamos al cielo o al infierno. Eso se decidió cuando llegamos a Dios mediante la fe en Cristo (Efesios 2:8–9). En cambio, como dice 2 Corintios 5:10, "porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo bueno o lo malo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo". Es decir, Jesús considerará nuestras decisiones en esta vida y recompensará las buenas obras (1 Corintios 4:5), mientras que nos hará responsables de nuestras malas acciones, tal vez a través de una pérdida de recompensas (1 Corintios 3:8).

En Romanos 14:10, entonces, Pablo está diciendo que el día del juicio es real y está por llegar. Por lo tanto, no debemos juzgar a otros cristianos.