¿Qué significa Romanos capitulo 14?
Romanos 14 aborda un tema tan relevante para la iglesia moderna como lo fue para los creyentes romanos de la era de Pablo. Muchas decisiones en la vida cristiana no vienen con respuestas absolutas de sí o no. En asuntos importantes, la Palabra de Dios es clara; pero en cuanto a temas menos importantes, los cristianos deben aceptar que no siempre vamos a estar de acuerdo. Ahora Pablo habla sobre cómo vivir este tipo de unidad.Pablo ha dicho que para aquellos que están en Cristo, algunas acciones son claramente correctas: esto incluye dejar nuestro ego a un lado por el amor y el servicio hacia los demás y estar en sumisión a las autoridades humanas. Hay cosas que sí están claramente mal, incluida la inmoralidad sexual, los celos y la embriaguez; pero esto deja abierta la cuestión de que algunas prácticas pueden ser correctas o incorrectas dependiendo de a qué cristianos se refiera.
Para los creyentes romanos, este debate se refería principalmente a algunas de las reglas y restricciones de la ley de Moisés. Todas las personas que están en Cristo han sido liberados de seguir estas reglas, pero algunas dudas aún persistían: ¿está bien o mal comer carne que podría no ser kosher según la ley una vez que aceptaban a Cristo? ¿Está bien o mal observar días especiales como las festividades judías y el sábado una vez que aceptaban a Cristo?
Pablo divide a la iglesia en dos grupos según la manera en la que respondían a estas preguntas. Hay quienes están plenamente convencidos de que, debido a la gracia de Dios, ahora son libres en Cristo para comer y beber cualquier cosa, y nada es impuro para ellos. Luego están los creyentes comparativamente "débiles" en su fe, que no tienen una conciencia tranquila cuando actúan fuera de esas restricciones; podría ser que para ellos todavía esté mal que los cristianos coman carne que no fuera kosher, por ejemplo (Romanos 14:1–2).
Aunque Pablo llama a estos creyentes "débiles en la fe", instruye a aquellos que son comparativamente fuertes y libres en su fe a que los acojan y los amen. Estos cristianos que son más débiles en su fe deben ser aceptados total y completamente en la iglesia, y no se debe tener el objetivo de convencerlos de que dejen de seguir a su conciencia. Pablo dice que ambos grupos de cristianos deben coexistir pacíficamente, amándose los unos a los otros.
Ningún grupo debe juzgar al otro. Dios le ha dado la bienvenida a Su familia a ambos grupos. ¿Cómo se atreve uno de los grupos a rechazar al otro? El Señor es el amo de todos ellos, después de todo. Ninguno de ellos es dueño de los demás, sin importar si la fe de un grupo es más fuerte o débil que la del otro. Cada persona debe estar completamente convencida de su posición sobre estos temas y practicarlos para honrar al Señor con agradecimiento. Esto se les aplica tanto a los cristianos de fe débil como a los de fe fuerte, a los que se abstienen de ciertos productos y a los que no, tanto a los observadores de los días festivos como a los que no los observan. Hagamos lo que hagamos, debemos honrar al Señor, porque todos nosotros en Cristo le pertenecemos a Él (Romanos 14:3–9).
Un componente clave de esta enseñanza es el hecho de que no hay lugar para juzgarnos los unos a los otros. Se acerca el día del juicio para los cristianos, en el que Cristo examinará todas nuestras obras. Cristo determinará cuáles de nuestras obras fueron buenas y cuáles no. Aunque nuestra salvación en Cristo es segura, cada uno de nosotros le rendirá cuentas a Dios sobre cómo pasamos nuestros días, y no seremos juzgados según las preferencias de otros creyentes (Romanos 14:10–12).
Aún así, el grupo descrito como cristianos de fe "más fuerte", no debe hacer alarde de su libertad en Cristo. La elección descuidada de comer y beber algo podría hacerles correr el riesgo de acabar dañando a otros hermanos y hermanas que son más débiles en la fe. En cambio, deberían dejar de lado su libertad para promover la paz, la unidad y la edificación de la iglesia en lugar de derribarla. En otras palabras, el mero hecho de tener la "libertad" de hacer algo no hace que esa acción sea aceptable en todo momento y situación. Es mejor no hacer nada que pudiera hacer que otro cristiano tropezara que acabar juzgándose a uno mismo al instar a otros a transgredir su propia conciencia.
Entonces, cuando se trata de decidir si debemos ejercer nuestra libertad para comer y beber cosas que alguna vez estuvieron prohibidas, la primera prioridad de un cristiano de fe fuerte debería ser evitar que otro cristiano con una fe más débil pudiera cometer un pecado contra su conciencia. Si alguien cree que algo es impuro, lo que significa que su conciencia no lo aprueba, entonces realmente es impuro para ellos individualmente; transgredir su conciencia en ese caso es pecado, escribe Pablo (Romanos 14:13–24).
Al mismo tiempo, aquellos que tienen convicciones más estrictas, aquellos que Pablo etiqueta como cristianos de fe "más débil", no deben imponerles sus restricciones a los demás (1 Corintios 10:29–30; 1 Timoteo 4:4). Tener una opinión de que algo es un pecado para usted no significa automáticamente que el acto sea un pecado para todos los demás cristianos. En lugar de menospreciar a aquellos que no comparten una convicción particular con usted, debe saber que cualquiera que transgreda su propia conciencia en este tipo de asuntos estará pecando.
Los cristianos podrían estar en desacuerdo sobre algunas de las convicciones y prácticas no esenciales que existen entre ellos y Dios. En lugar de usar sus libertades o pretender tener una actitud más santa para "restregárselo en la cara" a los que no están de acuerdo, los cristianos que tienen una fe fuerte deben optar humildemente por no ofender a sus hermanos y hermanas en Cristo.