¿Qué significa Romanos 2:29?
Pablo concluye esta sección definiendo lo que se requiere para ser verdaderamente judío. Pablo nació judío, vivió como un fariseo devoto (Filipenses 3:4–7) y se convirtió a la fe en Cristo para conseguir su salvación. Pablo está más que cualificado para abordar este problema. Pablo ha indicado recientemente que el verdadero judaísmo no se trata del mero nacimiento y la circuncisión. Asimismo, la circuncisión no es "exterior y física".Ahora Pablo afirma el lado positivo de esta afirmación. El verdadero judaísmo, para ser incluido en el pueblo de Dios, ocurre interiormente. La verdadera circuncisión se trata del corazón sincero de una persona. Esa circuncisión ocurre "por el Espíritu, no por la letra".
Los eruditos de la Biblia no están de acuerdo sobre si la palabra espíritu en este versículo debe escribirse con mayúscula o no. En otras palabras, ¿está hablando del Espíritu Santo o no? Si es así, entonces Pablo está diciendo que esta circuncisión del corazón se lleva a cabo a través del Espíritu Santo de Dios. Eso encaja con otros pasajes que describen el papel del Espíritu Santo durante la salvación. Si Pablo se está refiriendo al Espíritu Santo, entonces esta sería su primera mención de la salvación cristiana.
La alternativa a esto es que Pablo se esté refiriendo a alguien circuncidado en su propio espíritu, sin seguir los requisitos mecánicos: "la letra de la ley"; o quizás Pablo quiere decir que esta circuncisión del corazón se trata de seguir al espíritu de la ley y no seguir la letra de la ley.
En cualquier caso, el verdadero judaísmo se trata de lo que sucede dentro de una persona y no solo de nacer israelita y ser circuncidado. Pablo insiste en que el judaísmo debe ser sincero de adentro hacia afuera. Este principio básico se aplica también a la fe cristiana. Las etiquetas y los comportamientos no son lo que importa; es la fe lo que nos identifica como verdaderos creyentes.
Cuando es sincera, cuando una persona está circuncidada en su corazón, esa persona es reconocida por Dios. Después de todo, Dios conoce nuestros corazones. De lo contrario, esta persona solo está recibiendo elogios de las personas, las cuales se centran solo en las acciones externas, sin saber si estas acciones son sinceras o no. Ser alabado por las personas no es tan valioso como ser reconocido por Dios, quien verdaderamente nos conoce.