¿Qué significa Romanos 2:9?
Dios, de hecho, juzgará a cada persona según lo que haya hecho. Si una persona depende de sus propias buenas obras para salvarse - para entrar en el cielo - está condenada, ya que su pecado nunca puede ser revertido o superado a través de sus buenas obras. Si, por otro lado, una persona se salva, el juicio por sus obras implica únicamente recompensas celestiales (2 Corintios 5:10). Pablo ha escrito que, si alguien pudiera llevar una vida de buenas obras constantes y continuas en la búsqueda de la gloria, el honor y la inmortalidad, Dios le daría la vida eterna. Pablo mostrará más tarde que ninguno de nosotros puede vivir de esa manera (Romanos 3:23).Por el contrario, Dios le aplicará Su ira a toda persona que viva dentro de su egoísmo y desobediencia en contra de la verdad de Dios. ¿Qué forma tomarán la ira y la furia de Dios? Pablo ahora las describe como tribulación y angustia. En otras palabras, este juicio de Dios sobre todos los que hacen el mal será duro y estresante.
Note que Pablo ha definido nuestra pecaminosidad egoísta como algo malvado. Más tarde, continuará demostrando que todos somos culpables de este mal. Según esta verdad universal de que Dios nos juzgará según nuestras obras, cada uno de nosotros merecerá la tribulación y la angustia que Dios nos aplicará durante Su juicio final.
Pablo añade que el juicio de Dios será primero para el judío y luego para el griego. En este contexto, "el griego" se refiere a lo mismo que la palabra "gentil": los que no son judíos. Pablo usó esta misma frase en Romanos 1:16 para describir cómo el evangelio, no nuestras buenas obras, es lo que trae la salvación para todo creyente, "en primer lugar, para los judíos, y también para los que no lo son". En otras palabras, las buenas nuevas de la salvación a través de la fe en Cristo se les presentaron primero a los judíos, el pueblo escogido de Dios. De la misma manera, Pablo muestra que el juicio de Dios debido al pecado también recaerá primero sobre los judíos y luego sobre todos los demás.
El propósito de Pablo al decir esto se reafirmará en el versículo 11: "porque ante Dios todas las personas son iguales". En otras palabras, cuando se trata del juicio por el pecado personal, Dios nos considera a cada uno de nosotros individualmente, sin importar nuestra raza o cualquier otra consideración.