¿Qué significa Romanos 3:31?
Romanos 3 concluye con Pablo anticipando la respuesta a una objeción que quizás algunos judíos religiosos podrían presentar después de leer su carta: "entonces, ¿estás desechando la ley de Moisés y comenzando desde cero? ¿La ley ya no importa, y la fe lo es todo… es esto verdad solo porque tú lo dices?"Pablo usa de nuevo aquí su respuesta enfática estándar para este tipo de preguntas: "¡de ninguna manera!" Esta es la frase mē genoito en griego. Pablo insiste en que su enseñanza sobre la fe en Cristo no invalida ni anula la ley. En cambio, la defiende y la confirma.
Esa declaración, por supuesto, suscita todo tipo de preguntas desde ambas perspectivas. ¿Quiere decir Pablo que la ley todavía está en vigor y que todos, judíos y gentiles por igual, debemos circuncidarnos y guardar sus mandamientos? ¿Va a tratar Pablo de combinar las obras de la ley con la fe en Cristo como una forma de ser aceptable ante Dios? Eso es exactamente lo que algunos líderes religiosos judíos querían que hiciera Pablo. Sin embargo, el capítulo 4 de Romanos explicará exactamente lo que Pablo quiere decir cuando dice que su enseñanza defiende la ley.
Romanos 3:21–31 finalmente presenta la parte de las "buenas nuevas" del evangelio de Jesucristo. Hasta este punto, Pablo ha demostrado que incluso seguir la ley no puede evitar que seamos juzgados por Dios debido a nuestro pecado. Ahora Pablo anuncia que, mediante la fe en Cristo, podemos estar justificados ante Dios. Incluso estando completamente separados de la ley, podemos ser redimidos por el sacrificio expiatorio de la sangre de Cristo, la cual ha sido derramada voluntariamente por nuestro pecado. Este regalo de la gracia de Dios está disponible para todos, tanto para judíos, como para gentiles por igual. ¡Estas sí que son buenas noticias!
Romanos 3 comienza con un esquema de preguntas y respuestas. Estas respuestas anticipan cualquier tipo de oposición que alguien pudiera tener acerca de lo que Pablo escribió en Romanos 2. A continuación, Pablo cita una serie de pasajes del Antiguo Testamento. Estas Escrituras muestran que esos escritores también estuvieron de acuerdo en que nadie, ni una sola persona, merece ser considerada justa. Pablo declara enfáticamente que nadie será justificado por seguir las obras de la ley. Al final, Pablo comparte las buenas nuevas: la justicia ante Dios está disponible más allá de la ley, ésta se encuentra a través de la fe en la muerte de Cristo en la cruz por nuestros pecados.