¿Qué significa Romanos 3:7?
Pablo vuelve de nuevo a la pregunta que ya se planteó en el versículo 5, reformulándola un poco, usando un ejemplo más específico. Este desafío ataca el argumento de Pablo acerca del juicio de Dios sobre la pecaminosidad humana. La afirmación básica es esta: si decir una mentira demuestra aún más la veracidad de Dios, lo que lleva a Su gloria, ¿por qué debería condenarme por esa mentira? Pablo ha dicho anteriormente que nuestro pecado de hecho ayuda a demostrar la justa impecabilidad de Dios. Entonces, si nuestro pecado le da gloria, en cierto sentido, ¿debería realmente condenarnos por ello?Pablo declara en el siguiente versículo que algunas personas lo estaban acusando de enseñar exactamente esto: que el pecado humano conduce a la gloria de Dios, por lo que es mejor que lo hagamos más. Pablo rechaza la idea misma sobre esto en dos direcciones. Primero, la justicia de Dios significa, por definición, que Él no puede ser injusto. Dios es el estándar de la bondad y la verdad, por lo que el juicio de nuestro pecado es, por definición, completamente justo y justificado, y por eso nos lo merecemos.
En segundo lugar, tal y como escribirá Pablo en los siguientes versículos, la pecaminosidad humana es inevitable; nadie peca, de ninguna manera, con la intención de aumentar la gloria de Dios. Pecamos porque somos pecadores. Más adelante, Pablo rechazará más directamente la idea de que la salvación nos pudiera dar algún tipo de licencia para pecar (Romanos 6:1). Por ahora, particularmente en el próximo versículo, dejará de lado esta crítica y la considerará una calumnia (Romanos 3:8).