¿Qué significa Romanos 4:8?

Pablo completa una cita del Salmo 32:1–2, la cual comenzó en el versículo anterior. David escribió que la persona a la que se le perdonan sus malas acciones y se le cubren sus pecados acaba siendo bendecida por Dios. Ahora hace un pequeño cambio: dichoso aquel a quien Dios no le tiene en cuenta sus pecados.

Una vez más, Pablo está señalando que la decisión de Dios de no tener en cuenta los pecados de los que somos culpables es un regalo que se nos ofrece a través de Su gracia. Pablo está rechazando la idea de que de alguna manera nosotros mismos podamos pagar por nuestros propios pecados haciendo buenas obras; esa no es una idea bíblica y, por lo tanto, es una idea falsa. Por eso, en la puerta del cielo no habrá una balanza en la que nuestras buenas obras se vayan a comparar con nuestras decisiones pecaminosas para así determinar nuestro destino eterno.

No, Dios nos declara justos (sin pecado, justificados) basándose únicamente en la fe que hemos depositado en Él y no en nuestras obras. Sin fe en Dios, todo lo que nos queda es el pecado y el juicio y la ira de Dios por ese mismo pecado.

Entonces, dichosos los que son perdonados a través de su fe.