¿Qué significa Romanos 5:20?
Al describir el impacto que tuvo la desobediencia de Adán en el versículo anterior, Pablo escribió que "muchos fueron constituidos pecadores". Con eso, quiere decir que todos los que nacieron después de Adán nacieron en pecado. Por naturaleza, ya estaban pecando. Sin embargo, Pablo también ha revelado que los que vivieron entre Adán y Moisés no estaban bajo la ley. De esa manera, no se les tuvieron en cuenta sus pecados. Incluso así, pecaron, y acabaron muriendo como resultado del pecado, aunque su pecado, en cierto sentido, no fue "medido" (Romanos 5:13–14).Entonces, ¿qué pasó cuando Dios le dio la ley a Moisés? ¿Cómo cambió eso la relación entre el pecado humano y Dios? Esto hizo que todo fuera mucho, mucho peor, exactamente como Dios quería que fuese. Una vez que Dios nos dio órdenes reales sobre qué hacer y qué no hacer en esta vida, los seres humanos pasaron de ser simplemente pecadores por naturaleza a convertirse en verdaderos infractores de la ley. La existencia de los mandamientos de Dios criminalizó su pecado, (nuestro pecado) a un nuevo nivel. En el pasado, todos vivíamos en rebelión contra Dios.
En ese sentido, el pecado aumentó. En realidad, esto no significa necesariamente que la gente comenzara a pecar en mayor cantidad, sino que nuestro pecado comenzó a aplicarse en contra de nosotros como actos individuales de rebelión y desobediencia contra Dios. De hecho, tal y como lo revela Pablo en una declaración más que sorprendente, esa es una de las razones por las que Dios les dio la ley a los israelitas: ¡quería aumentar la transgresión, la infracción de la ley! Dios quería que los seres humanos supieran claramente el nivel de impureza y pecado que existe en nuestra propia naturaleza.
Pablo continúa con otra declaración extraordinaria. A medida que el pecado humano incrementaba, la gracia "sobreabundó". La gracia de Dios abundaba aún más. Esto tiene un sentido lógico y, sin embargo, nos sigue asombrando. La gracia de Dios, que nos ofrece el bien cuando de hecho nos hemos ganado el mal, no puede ser eliminada por nuestra propia pecaminosidad. Cuanto más pecamos, más gracia recibimos por parte de Dios. En el siguiente capítulo, Pablo hablará sobre un malentendido común que existe con respecto a esta idea: la afirmación de que el pecado es realmente bueno, ya que le brinda a Dios más oportunidades para mostrar Su gracia.