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Romanos capitulo 5

La Biblia de las Américas

12Por tanto, tal como el pecado entró en el mundo por un hombre, y la muerte por el pecado, así también la muerte se extendió a todos los hombres, porque todos pecaron ; 13pues antes de la ley había pecado en el mundo, pero el pecado no se imputa cuando no hay ley. 14Sin embargo, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, aun sobre los que no habían pecado con una transgresión semejante a la de Adán, el cual es figura del que había de venir. 15Pero no sucede con la dádiva como con la transgresión. Porque si por la transgresión de uno murieron los muchos, mucho más, la gracia de Dios y el don por la gracia de un hombre, Jesucristo, abundaron para los muchos. 16Tampoco sucede con el don como con lo que vino por medio de aquel que pecó; porque ciertamente el juicio surgió a causa de una transgresión, resultando en condenación ; pero la dádiva surgió a causa de muchas transgresiones resultando en justificación. 17Porque si por la transgresión de uno, por éste reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por medio de uno, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia. 18Así pues, tal como por una transgresión resultó la condenación de todos los hombres, así también por un acto de justicia resultó la justificación de vida para todos los hombres. 19Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno los muchos serán constituidos justos. 20Y la ley se introdujo para que abundara la transgresión, pero donde el pecado abundó, sobreabundó la gracia, 21para que así como el pecado reinó en la muerte, así también la gracia reine por medio de la justicia para vida eterna, mediante Jesucristo nuestro Señor.
Nueva Biblia de las Américas

Nueva Versión Internacional

Reina-Valera 1960

Biblia del Jubileo

12Por tanto, de la manera que el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, y la muerte así pasó a todos los hombres en aquel en quien todos pecaron. 13Porque hasta la ley, el pecado estaba en el mundo; mas el pecado no era imputado, no habiendo ley. 14Pero, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aun en los que no pecaron a la manera de la rebelión de Adán; el cual es figura del que había de venir. 15Mas no como el delito, tal es el don; porque si por el delito de aquel uno murieron muchos, mucha más la gracia de Dios, y el don por la gracia de un hombre, Jesús el Cristo, abundó a muchos. 16Ni tampoco de la manera que por un pecado, así también el don; porque el juicio a la verdad vino de un pecado para condenación, mas la gracia vino de muchos delitos para justificación. 17Porque, si por un delito reinó la muerte por causa de uno solo, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesús, el Cristo, los que reciben la abundancia de gracia, y de dones y de la justicia. 18Así que, de la manera que por un delito vino la culpa a todos los hombres para condenación, así por una justicia vino la gracia a todos los hombres para justificación de vida. 19Porque como por la desobediencia de un hombre muchos fueron hechos pecadores, así por la obediencia de uno, muchos serán hechos justos. 20La ley empero entró para que el delito creciese; mas cuando el pecado creció, sobrepujó la gracia; 21para que, de la manera que el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna por Jesús, el Cristo, Señor nuestro.

¿Qué significa Romanos capitulo 5?

Romanos 5 comienza explorando los grandes beneficios que se obtienen al ser declarados justos por Dios a través de la fe en la muerte de Cristo en la cruz por nuestros pecados. Al justificarnos de esta manera, en Cristo, Dios hizo la paz con todos nosotros para siempre. También estamos en la gracia de Dios debido a nuestra fe; seguimos recibiendo el bien de Dios en lugar del juicio que nos merecíamos antes de que nuestros pecados fueran perdonados. Además, ahora podemos regocijarnos y confiar en la esperanza de que algún día experimentaremos las glorias de Dios.

Debido a esa redención, podemos incluso regocijarnos en nuestros sufrimientos. Esto no quiere decir que el sufrimiento nos hará sentirnos bien, aunque sí quiere decir que nuestro sufrimiento está logrando algo en nosotros que está más allá del sufrimiento en sí. Para los cristianos, el sufrimiento produce resistencia, la capacidad de confiar cada vez más en Dios. La perseverancia produce carácter, una mayor tendencia a hacer lo correcto, lo que acaba honrando a Dios. Los cristianos que han sido retados en su carácter se convierten en personas llenas de esperanza, convencidas de que la verdad fundamental de su realidad es que pasarán la eternidad con Dios en Su gloria (Romanos 5:1–5).

¿Es esta esperanza un poco arriesgada? Pablo dice que no lo es en absoluto. ¿Por qué? Porque Dios ha derramado Su amor en nuestros corazones a través del Espíritu Santo. Si el Dios del universo nos ama, podemos estar seguros de que Dios es digno de confianza. Dios nos ha demostrado ese amor a través del hecho de que cuando aún éramos pecadores, Cristo murió por nosotros. Dios no esperó a que nos volviéramos más fuertes o mejores, sino que actuó primero para resolver la disputa que existía entre nosotros y Dios. Dios envió a Cristo para que muriera exactamente en el momento adecuado; de esa manera, podemos alcanzar la salvación.

El resultado de todo esto es que ya no somos enemigos de Dios debido a nuestros pecados, Dios no derramará Su ira sobre nosotros, y también nos hemos reconciliado con Dios a través de Jesús cuando nos acercamos a Dios a través de la fe. Este cambio que Dios ha realizado en nuestra relación es permanente y, por lo tanto, nos hemos reconciliado para siempre (Romanos 5:6–11).

Pablo luego se centra en la comparación entre la obra realizada por el primer hombre, Adán, y lo que Cristo hizo por nosotros en la cruz. Dios creó a Adán del polvo de la tierra y lo colocó en el jardín con una sola restricción. Adán rompió la orden de Dios, introduciendo el pecado y la muerte en el mundo. Todos los que siguieron a Adán, todos, nacieron en pecado y finalmente murieron. Todo esto ha continuado hasta el día de hoy (Romanos 5:12–14).

Cristo, por otro lado, había tomado una decisión diferente. En lugar de desobedecer a Dios, tal y como lo había hecho Adán, Cristo eligió obedecerlo. La elección de Adán trajo el pecado y la muerte para muchos millones de personas, mientras que la elección de Jesús les brindó la oportunidad de escaparse del pecado y la muerte a través del don gratuito de la gracia de Dios a todos aquellos que creen y tienen fe. La elección de Adán trajo condenación; El acto de Jesús trajo justificación (Romanos 5:15–19).

Pablo concluye el capítulo con una idea sorprendente: uno de los propósitos que Dios tenía para la ley era aumentar la cantidad de transgresiones de la ley en la tierra. Pablo no quiere decir que la ley de Dios tuviera la intención de hacer que la gente pecara más. Más bien, la presencia de la ley significaba que la voluntad de Dios se había revelado, por lo que quedada claro que toda desobediencia era considerada como un acto pecaminoso. El resultado de esa mayor conciencia del pecado fue un aumento en la gracia de Dios, para que ésta cubriera más y más pecados a medida que la gente confiaba más y más en la muerte de Cristo, quien había muerto para salvarlos de sus propios pecados. De esa manera, la gracia de Dios siempre acaba derrotando al pecado humano (Romanos 5:20–21).

En el próximo capítulo, Pablo abordará una posible corrupción de esta idea, tratando la idea falsa de que la enseñanza de Pablo sobre la gracia implica que pecar es algo bueno, ya que cuanto más pecamos, más gracia recibimos. Tal y como lo hace en otras partes de sus cartas, Pablo rechazará con vehemencia esta enseñanza y nos mostrará la razón por la que todo esto es falso.
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