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Verso

Romanos capitulo 6

La Biblia de las Américas

Nueva Biblia de las Américas

Nueva Versión Internacional

Reina-Valera 1960

Biblia del Jubileo

1¿Pues qué diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia crezca? 2En ninguna manera. Porque los que somos muertos al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? 3¿O no sabéis que todos los que somos bautizados en el Cristo Jesús, somos bautizados en su muerte? 4Porque somos sepultados juntamente con él a muerte por el bautismo; para que como el Cristo resucitó de los muertos a gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida. 5Porque si fuimos plantados juntamente en él a la semejanza de su muerte, también lo seremos a la de su resurrección; 6convencidos que nuestro viejo hombre juntamente fue colgado en el madero con él, para que el cuerpo del pecado sea deshecho, a fin de que no sirvamos más al pecado. 7Porque el que es muerto, justificado es del pecado. 8Y si morimos con el Cristo, creemos que también viviremos con él; 9seguros de que el Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñoreará más de él. 10Porque el que es muerto, al pecado murió una vez; y el que vive, a Dios vive. 11Así también vosotros, pensad que vosotros de cierto sois muertos al pecado; mas que vivís a Dios en el Cristo Jesús, Señor nuestro. 12No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, para que lo obedezcáis en sus concupiscencias; 13ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado por instrumentos de iniquidad; antes presentaos a Dios como resucitados de los muertos, y vuestros miembros a Dios, por instrumentos de justicia. 14Para que el pecado no se enseñoree de vosotros; porque no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.

¿Qué significa Romanos capitulo 6?

En Romanos 6, Pablo habla de la razón por la que los cristianos no deberían continuar pecando una vez que Dios nos haya declarado justos por medio de nuestra fe en Cristo; ésta es de hecho una buena reflexión. Después de todo, Pablo acaba de enseñarnos que ya no estamos bajo la ley de Moisés, y la gracia de Dios siempre aumentará para cubrir nuestra pecaminosidad. Sin saber nada más que eso, es razonable preguntarse sobre la razón por la cual los cristianos no deberían dejarse llevar por su deseo de pecar.

La primera respuesta de Pablo es que ya no tenemos que hacer lo que el pecado nos dice que hagamos; por lo tanto, ¿por qué seguiríamos haciéndolo? Luego Pablo nos revela más información sobre lo que sucede cuando una persona llega a la fe en Cristo a nivel espiritual. Experimentamos una muerte y un renacimiento espirituales que son paralelos a la muerte y a la resurrección física de Jesús, y se nos eleva hacia una nueva vida espiritual. De hecho, a través de la fe en Cristo, nos conectamos tan estrechamente con Él que nuestra muerte espiritual equivale al hecho de haber muerto al pecado completamente. La razón por la que ya no somos esclavos del pecado es porque nuestro viejo yo ha sido crucificado. Las personas que mueren son liberados de aquellos que los dominaban. El pecado ya no puede decirnos qué hacer; en Cristo, hemos muerto literalmente al pecado (Romanos 6:1–11).

Sin embargo, Pablo parece decir que todavía tenemos que ser constantes en nuestra vida diaria. Hemos sido liberados del castigo del pecado y hemos sido perdonados. También hemos sido liberados de la autoridad y el poder del pecado. Lo que no hemos perdido del todo es nuestro deseo de pecar. El pecado todavía nos sigue atrayendo, y seguimos pensando y actuando de la misma manera que lo hemos hecho durante tanto tiempo; esta es la razón por la que Pablo nos dice que dejemos de pecar y que le entreguemos nuestros cuerpos a Dios para que Él los use para cumplir Su voluntad y justicia. Debido a que estamos vivos ahora: ¿por qué deberíamos vivir como si el pecado todavía nos dominara (Romanos 6:12–14)?

Pablo nos da otra razón por la que no deberíamos seguir pecando libremente una vez que estemos en Cristo: hacer eso nos conduciría hasta un estilo de vida de esclavitud voluntaria. En cambio, deberíamos vivir como si fuéramos esclavos de la justicia, porque en cierto sentido, lo somos; servidores de la justicia, eso es lo que somos ahora. De hecho, solíamos estar libres de la esclavitud de la justicia, pero ¿a dónde nos llevó eso?, pregunta Pablo. El pecado siempre nos conduce hacia el pecado y hacia la muerte ¿recuerda? Por lo tanto, déjelo ir y solo dedíquese a servirle a la justicia. El resultado de la justicia que se nos ha dado gratuitamente en Jesucristo es llegar a ser como Cristo y experimentar la vida eterna. Vivamos por y para eso, nos urge Pablo, en lugar de vivir por el pecado y su inevitable consecuencia, la muerte (Romanos 6:15–23).
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