¿Qué significa Romanos 9:29?
En los versículos anteriores, Pablo citó Isaías 10 para ofrecer evidencia sobre varios temas. Primero, Dios ha cumplido Sus promesas con Israel. Segundo, Dios nunca prometió salvar eternamente a todos los que nacieron físicamente en Israel. En tercer lugar, Dios ha llamado a un remanente de entre los judíos para que se salven mediante la fe en Cristo.Ahora Pablo enfatiza esta idea de que un remanente de los judíos se salvará, destacando el hecho de que Dios no eliminará a Israel por completo, sin importar lo infiel que pudiera haber sido, citando Isaías 1:9. Sodoma y Gomorra fueron juzgadas por Dios con tanta severidad que fueron completamente destruidas, y desaparecieron de la tierra (Génesis 19:24–25). Con Israel, sin embargo, el Señor de los ejércitos siempre ha salvado a algunos de los que pertenecen a las futuras generaciones para que continúen la semilla del pueblo de Israel, sin importar cuán severo se haya vuelto el juicio de Dios.
Pablo está diciendo que Dios continuará perdonando a un remanente de los judíos, y esto lo va a hacer ofreciéndole la salvación al pueblo de Israel a través de la fe en Cristo.
Romanos 9:19–29 trata sobre la cuestión de si la decisión soberana de Dios de bendecir a algunos, y no a otros, es "justa", en la forma en que solemos usar ese término. El argumento esencial de Pablo es que Dios es Dios y, como Creador, tiene el derecho de hacer lo que quiera con Su propia creación. Un alfarero puede elegir cómo usar la arcilla, y esa arcilla no tiene motivos para quejarse de que fuera elegida para cumplir un propósito u otro. De la misma manera, Dios tiene el derecho absoluto de elegir a quién salvará. Pablo usa citas de Oseas e Isaías para mostrar que esta soberanía se extiende también sobre el plan de Dios, el cual incluye a los gentiles dentro de Su plan de salvación.
Romanos 9 comienza con Pablo describiendo la angustia que siente por su pueblo, Israel, debido a que rechazaron a Cristo. Después de describir todos los privilegios que Dios le había dado al pueblo judío como nación, Pablo insiste en que Dios cumplirá esas promesas. Sin embargo, Pablo dice que no todas las personas que nacieron en Israel pertenecen a Israel. Dios se reserva el derecho de mostrarles misericordia a unos y no a otros, tal y como Pablo lo demuestra en las Escrituras. Dios es como un alfarero que crea vasos para ser destruidos y otros para ser glorificados. Dios ha llamado a su pueblo, tanto a los gentiles como a los judíos, a tener fe en Cristo, quien es la piedra de tropiezo.